Page 36 - completo alejandro_Neat
P. 36

ALEJANDRO  MAGNO.-H

             cruel,  y  todos  deseaban  sacudirse  su yugo.
             Los  griegos,  a  quienes _había  sujetado  Fili-
             po,  pedían libertad; los bárbaros se levanta-
             ban en armas, y h~sta los piratas toscanos se
             ocupaban en robar  las costas de Macedonia.
             ¿ Cómo podía el joven Alejandro, sorprendido
             por la muerte de su padre, alejado de su pa-
             tria, pobre e inexperto, luchar contra tan se-
             rios y terribles enemigos ?
                 Pues luchó. Y venció.  A pecho descubier-
             to,  con  la  verdad  en  los  labios,  y  el  valor,
              aquel su valor indomable en el coraz6n, llegó
              a Macedonia y habló a los macedones, dicién-
              doles  que  su deseo  era  que  confesasen  bien
             pronto, tanto los ciudadanos como los enemi-
              gos, que «con la muerte de su padre sólo había
              cambiado en el reino el nombre y la persona
              del rey, pero no la acertada administraci6n de
              su gobierno,  ni la gloria y  fortuna  que él le
              había dado. Y dijo también que, pará lograr-
              lo,  sólo  necesitaba que los macedones le con-
             cedieran los  mismos corazones  y  brazos que
              habían  prestado a  su padre por tan dilatado
              espacio de años.
                Estas palabras  y  la prudente  y  esforzada
              conducta  del  joven  rey,  conmovieron  a  los
   31   32   33   34   35   36   37   38   39   40   41