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A Partir de la 33ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO,
celebrada en París, del 3 al 21 de octubre del 2005, nuestra
Organización se dio a la tarea de sintetizar en un documento, el de las
Directrices de la UNESCO sobre la Educación Intercultural, 1todos los
instrumentos normativos y los resultados de numerosas
conferencias que reunieron durante más de dos décadas a la
comunidad internacional comprometida con la Educación
Intercultural.
Se trataba de presentar conceptos y prácticas útiles para fomentar la
tolerancia y el respe-to a todos los pueblos del mundo, mediante la
integración de actividades, metodologías y contenidos que permitieran
el ejercicio de todos los derechos humanos en las escuelas y en los
programas de estudios, incluidos los culturales.
La Educación Intercultural es concebi-da como una respuesta esencial al
reto de proporcionar educación de calidad para todos.
La recientemente aprobada Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible de las Naciones Unidas, en el Objetivo 4, busca garantizar
una educación de calidad, inclusiva y equitativa, además de promover
las oportunidades de aprendizaje permanente para todos.
La promesa de no dejar a nadie fuera cobra relevancia para los 370
millones de personas indígenas en el mundo, quienes a menudo se
cuentan entre la población más marginalizada y con altos índices de
analfabetismo y de desempleo.
Al mismo tiempo, la nueva Agenda reconoce la contribución esencial e
insustituible de las cosmovisiones y conocimientos de los pueblos
indígenas para poder construir un futuro sostenible en el planeta, tal y
como estableció la Sesión 15 del Foro Permanente para las Cuestiones
Indígenas de las Naciones Unidas: Para 2030, eliminar las disparidades
de género en la educación y garantizar el acceso en condiciones de
igualdad de las personas vulnerables, incluidas las personas con
discapacidad, los pueblos indígenas y los niños en situaciones de
vulnerabilidad, a todos los niveles de la enseñanza y la formación
profesional.