Page 385 - El Retorno del Rey
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bastones! Si a Helm le disgusta un bastón retorcido que arrojan contra él, lo
rompe. ¡Así!' Y le asestó a Freca un golpe tal con el puño, que éste cayó de
espaldas sin sentido, y al poco tiempo murió."Helm proclamó entonces al hijo de
Freca y sus parientes, enemigos del rey; y ellos huyeron, porque Helm envió sin
demora a muchos jinetes a las fronteras occidentales.
Cuatro años más tarde (2758) sobrevinieron grandes dificultades en Rohan, y
desde Gondor no era posible enviar ayuda alguna porque tres flotas de Corsarios
la estaban atacando y había guerra en todas las costas. Al mismo tiempo Rohan
era invadida otra vez desde el Este, y los Dunlendinos aprovecharon la
oportunidad y cruzaron el Isen y bajaron desde Isengard. Pronto se supo que
Wulf era quien los conducía. Eran una fuerza poderosa, pues se les habían
sumado enemigos de Gondor que habían desembarcado en las desembocaduras
del Lefnui y el Isen.
Los Rohirrim fueron derrotados y sus tierras invadidas; y los que no fueron
muertos o esclavizados huyeron a los valles de las montañas. Helm fue expulsado
con grandes bajas desde los Cruces del Isen y se refugió en Cuernavilla y el
desfiladero que había detrás (que se conoció luego como el Abismo de Helm).
Allí fue sitiado. Wulf tomó Edoras y se instaló en Meduseld llamándose rey. Allí
cayó Haleth, hijo de Helm, último de todos, en defensa de las puertas.
Poco después empezó el Largo Invierno, y Rohan quedó bajo la nieve casi
durante cinco meses (desde noviembre de 2758 hasta marzo de 2759). Tanto los
Rohirrim como sus enemigos sufrieron grandemente a causa del frío, y también
de la escasez, que duró todavía más. En el Abismo de Helm hubo una gran
hambruna después de Yule; y desesperado, en contra del consejo del rey, Háma,
el hijo menor, condujo un grupo de hombres en una incursión en busca de
alimentos, pero se perdieron en la nieve. Helm se volvió feroz y macilento por
causa del hambre y la pena; pero el temor que despertaba valía tanto como la
fuerza de muchos defensores. Salía solo, vestido de blanco, y entraba como un
troll de las nieves en los campamentos del enemigo y mataba a muchos hombres
con las manos desnudas. Se creía que no llevaba armas y que ninguna era capaz
de dañarlo. Los Dunlendinos decían que si no encontraba alimentos, devoraba
hombres. Esta historia se contó mucho tiempo en las Tierras Brunas. Helm tenía
un gran cuerno, y no pasó mucho tiempo sin que se advirtiera que antes de una
salida, soplaba en él, y que el eco del cuerno resonaba en el Abismo; y entonces
las fuerzas enemigas sentían tanto miedo que en lugar de unirse para atraparlo o
matarlo, huían descendiendo por el Valle.
Una noche los hombres oyeron que sonaba el cuerno, pero Helm no regresó.
A la mañana brilló el sol, el primero en largos días, y vieron una figura blanca
todavía erguida en la Empalizada, sola, porque ninguno de los Dunlendinos osaba