Page 384 - El Retorno del Rey
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y se quedó allí junto a él, y Eorl le dijo: 'Felaróf te llamo. Amabas tu libertad y
no te culpo. Pero tienes ahora una grave deuda conmigo, y me someterás tu
libertad hasta el fin de tus días'. 'Entonces Eorl lo montó y Felaróf se sometió; y
Eorl cabalgó en él de vuelta a su casa sin embocadura ni riendas; y siempre en
adelante cabalgó en él de ese modo. El caballo comprendía todo cuanto los
hombres decían, pero no permitía que nadie lo montara, salvo Eorl. En Felaróf
cabalgó Eorl al Campo de Celebrant; porque la vida de ese caballo fue tan larga
como la de los Hombres, y lo mismo la de sus descendientes. Eran éstos los
mearas, que no soportaban a nadie salvo al Rey de la Marca o a sus hijos, hasta
el tiempo de Sombragris. Dijeron los hombres de ellos que Béma (a quien los
Eldar llaman Oromë) tuvo que haber traído a su antepasado desde el Occidente
por sobre el Mar.
De los Reyes de la Marca que hubo entre Eorl y Théoden, de ninguno se ha
hablado más que de Helm Mano de Hierro. Era un hombre ceñudo de gran
fuerza. Había en aquel tiempo un hombre llamado Freca, que se pretendía
descendiente del Rey Fréawine, aunque tenía, según dicen, abundante sangre
Dunlendina y cabellos oscuros. Se volvió rico y poderoso y poseía extensas
tierras a ambas márgenes del Adorn. [15] Cerca de las fuentes del Adorn se hizo
construir una fortaleza y hacía muy poco caso del rey. Helm no le tenía
confianza, pero le pedía que asistiera a los consejos de palacio, y él iba cuando le
parecía bien. A uno de esos consejos Freca fue con una gran compañía de
hombres y pidió la mano de la hija de Helm para su hijo Wulf. Pero Helm dijo:
'Te has vuelto grande desde la última vez que estuviste aquí; pero es casi todo
grasa, me parece'. Y los hombres rieron al oírlo, porque Freca era ancho de
cintura. Entonces Freca tuvo un ataque de rabia e insultó al rey, y terminó por
decir: 'Los reyes viejos que rechazan el bastón que se les ofrece, suelen caer de
rodillas'. Helm respondió: '¡Vamos! El matrimonio de tu hijo no es más que una
bagatela. Que Helm y Freca hablen de él más tarde. Entretanto el rey y el
consejo tienen asuntos urgentes que considerar'.
Cuando la reunión del consejo hubo terminado, Helm se puso de pie y apoyó
su gran mano sobre el hombro de Freca diciendo: 'El rey no permite bravatas en
esta casa, pero los hombres están más libres fuera'. Y obligó a Freca a andar por
delante de él fuera de Edoras al campo. A los hombres de Freca que se
acercaban, les decía: '¡Alejaos! No nos hacen falta testigos. Hablaremos solos de
un asunto privado. ¡Id y hablad con mis hombres!'. Y miraron a su alrededor y
vieron que los hombres del rey y sus amigos los excedían con mucho en número,
y retrocedieron." 'Pues bien, Dunlendino —dijo el rey—, sólo tienes que vértelas
con Helm, sin compañía y desarmado. Pero ya has dicho mucho, y ahora me
toca hablar a mí. Freca, tu locura ha crecido junto con tu vientre. ¡Hablas de