Page 383 - El Retorno del Rey
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miedo que cundió delante de los jinetes del Norte, que los invasores de El
Páramo fueron también ganados por el pánico, y los jinetes les dieron caza por
las planicies de Calenardhon.
El pueblo de esa región se había vuelto escaso desde la Peste, y la mayor parte
de los que quedaban habían sido muertos por los Hombres salvajes del Este.
Cirion, por tanto, en recompensa por la ayuda recibida, cedió Calenardhon entre
el Anduin y el Isen a Eorl y su pueblo; y ellos enviaron mensajeros al norte en
busca de sus mujeres y sus hijos y sus bienes y se instalaron en esa tierra. Le
dieron nuevo nombre: la Marca de los Jinetes, y se llamaron a sí mismos los
Eorlingas; pero en Gondor esta tierra recibió el nombre de Rohan, y a su pueblo
llamaron los Rohirrim (esto es, los Señores de los Caballos). De este modo Eorl se
convirtió en el primer Rey de la Marca, y eligió como morada una colina verde
al pie de las Montañas Blancas, que eran la frontera austral del reino. Allí
vivieron los Rohirrim en calidad de hombres libres, regidos por sus propios reyes
y leyes, pero en perpetua alianza con Gondor.
Muchos señores y guerreros, y muchas bellas y valientes mujeres, se nombran
en los cantos de Rohan que el Norte todavía recuerda. Frumgar, dicen, era el
nombre del capitán que llevó a su pueblo a Éothéod. De su hijo, Fram, cuentan
que dio muerte a Scatha, el gran dragón de Ered Mithrin, y la tierra desde
entonces se vio libre de grandes gusanos y tuvo paz. De este modo ganó Fram
gran riqueza, pero estaba enemistado con los Enanos, que reclamaban el tesoro
de Scatha. Fram no quiso cederles ni un centavo, y les envió en cambio los
dientes de Scatha, con los que había hecho un collar, diciendo: 'Joyas como éstas
no tendréis de seguro en vuestros tesoros, pues no es fácil conseguirlas'. Dicen
algunos que los Enanos dieron muerte a Fram por este insulto. No hubo gran
amor entre Éothéod y los Enanos.
El padre de Eorl se llamaba Léod. Era domador de caballos salvajes; porque
abundaban en aquel tiempo en esa tierra. Atrapó a un potro blanco que pronto se
convirtió en un caballo fuerte, y hermoso, orgulloso e indomable. Cuando Léod
se atrevió a montarlo, el caballo se lo llevó lejos y terminó por dar en tierra con
Léod, que golpeó de cabeza contra una roca y murió. Tenía entonces sólo
cuarenta y dos años, y su hijo era un joven de dieciséis.
Eorl juró que vengaría a su padre. Persiguió largo tiempo al caballo, y por
último lo vio; y sus compañeros creyeron que intentaría acercársele hasta que lo
tuviera a tiro de arco, y que entonces lo mataría. Pero cuando se le aproximaron,
Eorl se irguió y dijo en alta voz: '¡Ven aquí, Aflicción del Hombre, y recibe un
nombre nuevo!'. Para gran asombro de todos, el caballo miró a Eorl, se le acercó