Page 378 - El Retorno del Rey
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Cuando Elrond se enteró de la elección de su hija, guardó silencio, aunque tenía
      una  congoja  en  el  corazón,  y  el  destino  largamente  temido  no  era  fácil  de
      soportar. Pero cuando Aragorn retornó a Rivendel lo llamó a su lado, y le dijo: —
      Hijo mío, vendrán años en los que toda esperanza se desvanecerá, y más allá
      nada es claro para mí. Y ahora una sombra ha asomado entre nosotros. Quizás
      así está escrito, que merced a mi pérdida pueda ser restaurado el reino de los
      hombres.  Por  lo  tanto,  aunque  te  amo,  te  digo  a  ti:  Arwen  Undómiel  no
      desmedrará  la  gracia  de  su  vida  por  una  causa  menor.  No  será  la  esposa  de
      ningún hombre, a menos que éste sea al mismo tiempo el Rey de Gondor y de
      Arnor. A mí, aun la victoria no podrá traerme más que tristeza y separación…
      pero para ti, será una esperanza de felicidad por algún tiempo. ¡Ay, hijo mío!
      Temo que a Arwen el Destino de los Hombres pueda parecerle duro, al final.
        Así quedaron las cosas entre Elrond y Aragorn, y no volvieron a hablar del
      tema;  pero  Aragorn  partió  una  vez  más  a  afrontar  el  peligro  y  la  fatiga.  Y
      mientras el mundo se ensombrecía, y el miedo se cernía sobre la Tierra Media, a
      medida que el poder de Sauron se acrecentaba, y que Barad-dûr se erguía, más
      alta cada día y más poderosa, Arwen permaneció en Rivendel, y en ausencia de
      Aragorn  velaba  por  él  de  lejos  con  el  pensamiento;  y  en  la  larga  pero
      esperanzada  espera  hizo  para  él  un  estandarte,  un  estandarte  real,  que  nadie
      podría desplegar sino aquel que reivindicase el señorío de los Númenóreanos y la
      corona de Elendil.
        Al cabo de algunos años, Gilraen se despidió de Elrond y volvió a Eriador,
      con su propia gente; y allí vivía sola; y a su hijo, que pasaba largos años en países
      lejanos, rara vez lo veía. Pero una vez, cuando Aragorn regresó al norte y fue a
      verla, ella le dijo antes de despedirlo:
        —Esta  es  nuestra  última  separación,  Estel,  hijo  mío.  Como  a  uno  de  los
      hombres comunes, también a mí me han envejecido las preocupaciones; y ahora
      que la veo acercarse, sé que no podré soportar la oscuridad de nuestro tiempo
      que se agolpa en la Tierra Media. Pronto habré de partir.
        Aragorn trató de confortarla, diciendo: —Todavía puede haber una luz más
      allá de las tinieblas; y si la hay, quisiera que la vieras y fueras feliz."
        Pero ella le respondió con este linnod:
        —Onen iEstel Edain, üchehin estel anim. [14]
        Y  Aragorn  partió  con  el  corazón  oprimido.  Gilraen  murió  antes  de  la
      primavera siguiente.
        » Así  fueron  llegando  los  Años  de  la  Guerra  del  Anillo,  cuyos  hechos  se
      narran en otra parte: de cómo fueron revelados los medios imprevisibles para
      derrotar  a  Sauron,  y  de  cómo  se  cumplió  una  esperanza  más  allá  de  toda
      esperanza. Y aconteció que en la hora de la derrota Aragorn llegó desde el mar y
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