Page 34 - La Traición de Isengard
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II
                    LA CUARTA ETAPA (1):
                    DE HOBBITON A BREE
      [24]
      La  reconsideración  y  reescritura  de  este  período  condujo  a  una  situación
      extremadamente  compleja  en  los  elementos  presentes  en  los  capítulos-
      manuscritos  del  libro.  Algunos  de  los  manuscritos  de  la  « tercera  etapa»   se
      hallaban entonces, a su vez, llenos de correcciones y tachaduras, e intercalados
      con adiciones insertadas, de modo que se hicieron caóticos (cf. RS 385-386). En
      este  caso,  sin  embargo,  como  las  partes  importantes  del  manuscrito  no
      necesitaban corregirse, o muy poco, mi padre escribió de nuevo sólo aquéllas
      que habían sido muy afectadas por la revisión, y a éstas les añadió los segmentos
      no alterados de los textos originales de la « tercera etapa» . Por lo tanto, para esta
      « cuarta etapa» , algunos de los manuscritos son textualmente híbridos, mientras
      que otros continúan siendo comunes a ambas « etapas»  (sin duda se trata de una
      concepción algo artificial).
        Las  partes  rechazadas  de  los  manuscritos  de  la  « tercera  etapa»   fueron
      separadas y descartadas, y, en un sentido, « perdidas» , de modo que cuando se
      envió la serie de la « cuarta etapa»  a la Universidad de Marquette unos dieciocho
      años  después,  estas  páginas  reemplazadas  —y  buena  parte  de  los  bocetos
      preliminares para su sustitución— se quedaron en Inglaterra. Volver a reunirías,
      y resolver el enredo de todo el conjunto tan ampliamente separado, no resultó
      nada fácil; pero no me cabe ninguna duda de que en el resultado, la historia de
      estos textos ha sido correctamente establecida. [22]
        Cuando  sea  necesario  distinguir  entre  la  revisión  del  borrador  y  del
      manuscrito  en  limpio  en  el  que  se  ha  basado,  llamaré  al  primero  « A»   y  al
      segundo « B»  para el propósito de este capítulo.
        La revisión de este período llegó a convertirse en el texto, en casi su totalidad,
      del Libro I de CA, aunque con ciertas excepciones importantes y notables; y en
      lo  que  sigue  hay  que  presuponer  una  serie  de  cambios  menores,  pues  tendría
      poco sentido explicarlos de forma detallada. Ciertamente, es extraordinario ver
      que, a finales de 1939, la historia hasta Rivendel, después de tantas y meticulosas
      revisiones, se había desarrollado de tal modo que era posible leer gran parte del
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