Page 39 - La Traición de Isengard
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—En  un  principio,  sabía  muy  pocas  de  estas  cosas  —contestó  Gandalf
      despacio, como si estuviera hurgando en el recuerdo. Los días del viaje de Bilbo
      y del Dragón y la Batalla de los Cinco Ejércitos parecían oscuros y muy lejanos,
      y muchas aventuras sombrías y extrañas le habían acontecido desde entonces—.
      Veamos… fue después del Concilio Blanco en el Sur cuando comencé a pensar
      seriamente en el anillo de Bilbo. Se habló bastante de los anillos en el Concilio:
      incluso los magos tienen mucho que aprender a lo largo de su vida, sin importar
      lo larga que sea. Hay muchas clases de anillos, desde luego. Algunos no son más
      que juguetes (aunque peligrosos), y no difíciles de conseguir si a uno le interesan
      esas cosas… que no es mi caso. Pero lo que oí me hizo meditar mucho, aunque
      no le comenté nada a Bilbo. Todo parecía marchar bien con él. Pensé que estaba
      bastante a salvo de cualquier mal de ese tipo. Casi tuve razón, pero no del todo.
      Tal  vez  debí  ser  más  suspicaz  y  averiguar  la  verdad  antes.  No  obstante,  si  así
      hubiera sido, no sé qué otra cosa se podría haber hecho.
        » Entonces,  por  supuesto,  me  di  cuenta  de  que  no  parecía  [30]  envejecer.
      Pero todo daba la impresión de ser tan inverosímil que no me alarmé seriamente,
      no hasta  la  noche  en  que dejó  esta  casa.  Dijo e  hizo  cosas  entonces  que eran
      inequívocos signos de algo que estaba mal. [25]  Desde ese momento, mi principal
      ansiedad fue hacer que se fuera y que abandonara el anillo. Y me he pasado la
      mayoría de estos años tratando de descubrir la verdad.
        —No hubo ningún daño permanente, espero —inquirió Frodo con ansiedad—.
      Se pondrá bien con el tiempo, ¿no es así? Quiero decir, podrá descansar en paz,
      ¿no es cierto?
        —No lo sé con seguridad —contestó Gandalf—. Pero sólo hay uno [añadido:
      Poder] en este mundo que lo sabe todo acerca del anillo y sus efectos. Pero no
      creo  que  tengas  que  temer  por  él.  Por  supuesto,  si  alguien  poseyera  el  anillo
      durante  muchos  años,  probablemente  haría  falta  mucho  tiempo  para  que  los
      efectos  desaparecieran.  En  realidad,  no  se  sabe  cuánto.  Podría  vivir  edades
      enteras, y creo que sin sentirse cansado. Ahora me parece que se detendría tal
      como  era  cuando  se  separó  del  anillo;  y  sería  feliz,  si  se  separara  por  propia
      voluntad y buena intención. Aunque hasta donde yo sé, eso sólo ha ocurrido una
      vez.  Dejé  de  preocuparme  por  el  querido  Bilbo  en  cuanto  abandonó  el  anillo.
      Eres tú quien me hace sentir responsable… [26]
        Desde luego, aquí no hay referencia a las « dos historias»  de Bilbo de cómo
      dio  con  el  Anillo;  ni  tampoco  aparece  Saruman.  Sin  embargo,  la  mención  de
      Gandalf de la discusión de los Anillos en el Concilio Blanco y su sugerencia de
      que hay magos a los que, a diferencia de él, « les interesan esas cosas» , prepara
      el  lugar  que  Saruman  llenará  una  vez  haya  surgido…  aunque,  de  forma
      característica, no apareció para llenar ese lugar.
        La versión nueva no introduce cambios en la narración de Gandalf del Anillo
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