Page 42 - La Traición de Isengard
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—No —dijo Frodo—, aunque no estoy seguro de entenderte. Pero ¿cómo has
sabido todo esto sobre el Anillo y sobre Gollum? ¿Lo sabes realmente o te lo
imaginas?
—Aprendí algunas cosas e imaginé otras —contestó Gandalf—. Pero ahora
no voy a darte cuenta de los últimos años. Los Sabios conocen bien la historia de
Gilgalad, Isildur y el Anillo Único. Yo mismo la sabía, por supuesto; sin embargo,
he consultado a muchos otros Sabios. Tu anillo ha demostrado ser el Anillo Único
por la inscripción en letras de fuego, aparte de toda otra evidencia.
—¿Cuándo lo descubriste? —interrumpió Frodo.
—Justo ahora, en esta habitación —respondió Gandalf con brusquedad—.
Esperaba descubrirlo. He vuelto de viajes tenebrosos para hacer esta prueba
final. Es la última, y ahora todo está claro. Descifrar la parte de Gollum y
meterla en la historia me exigió cierto esfuerzo, pero adiviné casi toda la verdad.
Conozco más las mentes y las historias de las criaturas de la Tierra Media de lo
que te imaginas, Frodo.
—Pero, hasta donde yo recuerdo, tu historia no concuerda del todo con la de
Bilbo.
—Naturalmente. Bilbo desconocía la naturaleza del Anillo y, por lo tanto, no
podía adivinar qué había detrás del extraño comportamiento de Gollum. Pero
aunque en un principio pude haber comenzado con conjeturas y suposiciones
sobre Gollum, ya no supongo más. Lo sé, pues lo he visto. [30]
—¡Has visto a Gollum! —exclamó Frodo, asombrado.
—Evidentemente, no había otra cosa que hacer —dijo Gandalf. [34]
—Entonces, ¿qué ocurrió después de que Bilbo huyera de él? —preguntó
Frodo—. ¿Lo sabes?
—No tan claramente. Lo que te he contado es lo que conseguí sacarle a
Gollum, aunque no fueron las mismas palabras. Gollum es un mentiroso y hay
que desbrozar lo que dice. Por ejemplo, quizá recuerdes que le contó a Bilbo que
le habían dado el Anillo como regalo de cumpleaños hace mucho tiempo, cuando
[31]
tales anillos eran más corrientes. Bastante improbable a primera vista: ningún
tipo de anillo mágico fue jamás corriente en esta parte del mundo. Algo
increíble, cuando uno sospecha qué anillo era éste de verdad. [32] Dijo una
mentira, aunque con un grano de verdad. Imagino que, por si llegaba a ser
necesario, había pensado qué decir, de modo que un extraño aceptaría el Anillo
sin sospechar nada y creería que se trataba de un regalo natural. ¡Y ése es otro
pensamiento muy típico de los hobbits! ¡Un regalo de cumpleaños! Habría
funcionado bien con cualquier hobbit. Desde luego, no había necesidad de contar
ninguna mentira cuando descubrió que el Anillo había desaparecido; pero tantas
veces se había dicho a sí mismo esa mentira en la oscuridad, tratando de olvidar
a Deagol, [33] que se le escapaba cada vez que hablaba del Anillo. Me la repitió a