Page 76 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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III





                LOS MISTERIOS ANTIGUOS Y LAS SOCIEDADES SECRETAS

            QUE HAN INFLUIDO EN EL SIMBOLISMO MASÓNICO MODERNO


                                               —Segunda parte—





  Toda  la  historia  del  gnosticismo  cristiano  y  el  pagano  está  envuelta  en  el  mayor

  misterio  y  oscuridad,  porque,  si  bien  los  gnósticos  eran,  sin  duda,  escritores

  prolíficos, de su literatura ha sobrevivido muy poco. Se granjearon la animosidad de

  la Iglesia cristiana primitiva y, cuando esta institución alcanzó una posición de poder
  mundial,  destruyó  todos  los  registros  del  cultus  gnóstico  que  encontró.  La  palabra

  «gnóstico» procede del griego gnosis, que significa «conocimiento». Los miembros de

  la orden decían que estaban familiarizados con las doctrinas secretas del cristianismo
  primitivo.  Interpretaban  los  Misterios  cristianos  según  el  simbolismo  pagano.

  Ocultaban al profano su información secreta y sus principios filosóficos y solo se los

  enseñaban a un grupo reducido de personas iniciadas especialmente.
       Se supone a menudo que Simón el Mago, el famoso mago del Nuevo Testamento,

  fue el fundador del gnosticismo. De ser así, la escuela se formó en el siglo I después

  de Cristo y es, probablemente, la primera de las numerosas ramas que han nacido del

  tronco principal del cristianismo. Para los entusiastas de la Iglesia cristiana primitiva,
  todo aquello con lo que no estaban de acuerdo había sido inspirado por el demonio.

  Que Simón el Mago tenía poderes misteriosos y sobrenaturales no lo niegan ni sus

  enemigos, aunque, según ellos, aquellos poderes se los habían prestado los espíritus

  infernales  y  las  furias,  que  —afirmaban—  eran  sus  compañeros  inseparables.  Sin
  duda, la leyenda más interesante acerca de Simón es la que narra sus enfrentamientos

  teosóficos  con  el  apóstol  san  Pedro  mientras  los  dos  promulgaban  sus  doctrinas

  diferentes en Roma. Según la historia que narran los Padres de la Iglesia, Simón tenía
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