Page 79 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 79
apóstol san Mateo. Al igual que Simón el Mago, era emanacionista con inclinaciones
neoplatónicas. De hecho, todo el Misterio gnóstico se basa en la hipótesis de las
emanaciones como relación lógica entre dos opuestos irreconciliables: el espíritu
absoluto y la sustancia absoluta, que, según los gnósticos, coexistían en la eternidad.
Algunos afirman que Basílides fue el verdadero fundador del gnosticismo, aunque
existen muchas pruebas de que Simón el Mago estableció sus principios
fundamentales en el siglo anterior.
El alejandrino Basílides inculcó en sus seguidores el hermetismo egipcio, el
ocultismo oriental, la astrología caldea y la filosofía persa y con sus doctrinas trató de
unir las escuelas del cristianismo primitivo con los antiguos Misterios paganos. A él se
atribuye la formulación de una concepción peculiar de la divinidad que lleva el
nombre de Abraxas. Hablando del significado original de esta palabra, Godfrey
Higgins, en The Celtic Druids, ha demostrado que, si se suman los poderes
numerológicos de las letras que forman la palabra «abraxas», el resultado es 365. El
mismo autor destaca también que, aplicando un procedimiento similar al nombre de
Mitra, se obtiene el mismo valor numérico. Basílides enseñaba que los poderes del
universo se dividían en 365 eones o ciclos espirituales y que la suma de todos ellos era
el Padre Supremo, al cual daba la apelación cabalística de Abraxas, como simbólica,
numéricamente, de Sus poderes, atributos y emanaciones divinos. Abraxas se suele
representar como una criatura compuesta, con cuerpo humano y cabeza de gallo, y
cada una de sus piernas acaba en una serpiente. C. W. King, en The Gnostics and
Their Remains, ofrece la siguiente descripción breve de la filosofía gnóstica de
Basílides, tomándola de los escritos de san Ireneo, uno de los primeros obispos y
mártires cristianos:«Afirmaba que Dios, el Padre eterno, no creado, había hecho
primero la nous, la mente; después el logos, la palabra: después la phrónesis, la
inteligencia, y de la phrónesis salieron sophia, la sabiduría, y dynamis, la fuerza».
En su descripción de Abraxas, C. W. King afirma: «Según Bellermann, la imagen
compuesta inscrita con el nombre real de Abraxas es un pantheos gnóstico que
representa al Ser Supremo, con las cinco emanaciones marcadas con los símbolos
correspondientes. A partir del cuerpo humano, la forma que se atribuye habitualmente
a la divinidad, surgen los dos soportes: la nous y el logos, representados por medio de
las serpientes —como símbolo de los sentidos internos— y el entendimiento; por eso,
para los griegos, la serpiente era un atributo de Pallas. Su cabeza de gallo representa la
phrónesis, porque aquel ave es el emblema de la previsión y la vigilancia. Sus dos
brazos sostienen los símbolos de sophia y dynamis: el escudo de la sabiduría y el
látigo del poder».
Los gnósticos estaban divididos en sus opiniones con respecto al Demiurgo, o