Page 83 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
        P. 83
     Hay  bastantes  pruebas  de  que  la  famosa  estatua  de  Serapis  que  había  en  el
  Serapeum de Alejandría al principio había sido objeto de culto con otro nombre en
  Sínope y desde allí fue llevada a Alejandría. También hay una leyenda que cuenta que
  Serapis fue uno de los primeros reyes egipcios, a quien debían los cimientos de su
  poderío filosófico y científico, y que, después de su muerte, fue elevado a la categoría
  de  dios.  Según  Filarco,  la  palabra  «Serapis»  significa  «el  poder  que  dispuso  el
  universo en el maravilloso orden actual».
       En  su  Isis  y  Osiris,  Plutarco  ofrece  la  siguiente  versión  sobre  el  origen  de  la
  espléndida estatua de Serapis que se alzaba en el Serapeum de Alejandría:
       «Cuando era faraón de Egipto, Ptolomeo Sóter tuvo un sueño extraño en el
       cual veía una estatua enorme que cobraba vida y ordenaba al faraón que la
       llevase a Alejandría lo más rápido posible. Ptolomeo Soter, que desconocía el
       paradero de la estatua, quedó totalmente desconcertado, porque no sabía cómo
       averiguarlo. Mientras el faraón relataba su sueño, se presentó un gran viajero
       de nombre Sosibio y declaró que había visto una imagen semejante en Sínope.
       El  faraón  envió  de  inmediato  a  Soteles  y  a  Dionisio  para  que  negociaran  el
       traslado  de  la  figura  a  Alejandría.  Transcurrieron  tres  años  antes  de  que
       finalmente  la  consiguieran  y  los  emisarios  del  faraón  acabaron  robándola  y,
       para disimular el robo, difundieron la historia de que la estatua había cobrado
       vida, había recorrido la calle que pasaba por su templo y había subido a bordo
       del barco que estaba preparado para transportarla a Alejandría. A su llegada a
       Egipto, llevaron a la figura ante dos iniciados egipcios: Timoteo el Eumólpida
       y  Manetón  de  Sebbenitos,  que  de  inmediato  anunciaron  que  se  trataba  de
       Serapis. Entonces los sacerdotes declararon que era equivalente a Plutón. Esto
       constituyó  un  golpe  maestro,  porque  en  Serapis  los  griegos  y  los  egipcios
       hallaron  una  divinidad  común,  con  lo  cual  se  pudo  consumar  la  unidad
       religiosa de las dos naciones».
     	
