El que había escrito el libro lo trajo, lo mostró y lo leyó ante el Señor
de las ovejas; le imploró y suplicó por cuenta de ellas y le mostró
todos los actos de los pastores y dio testimonio ante Él contra los
pastores. (Ez 34:4; Za 11:4)
Tomó el libro vigente, lo depositó al lado de Él y se fue.