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Conocí una iglesia que nosotros ayudamos con VEN, solo los inspiramos porque
                eran una iglesia muy fuerte, y empezaron a plantar iglesias hijas. Esta iglesia comenzó
                a abrir congregaciones. Ya tenían una mega iglesia, pero empezaron con iglesias hi-
                jas, hoy en día hay veintidós iglesias bajo su ministerio. Creo que es un modelo muy
                importante, sostenible, que no depende de una sola iglesia fuerte, sino que comienza
                a desparramarse en varias iglesias. Creo que es mucho más sano y eficaz una iglesia
                generadora y plantadora de iglesias.



                  Siempre vendrá gente de otras congregaciones. Cuando uno planta algo nuevo es
                como una nueva pizzería, un nuevo restorán, un nuevo lugar, la gente quiere saber
                qué está pasando. Lo mejor es que animemos a estas personas a que vuelvan a sus
                congregaciones. Sin embargo, algunos van a quedarse.

                  Como ya mencioné, el pastor tiene que dedicar el 80% de su tiempo a las personas
                nuevas y el 20% a la gente que viene de otra congregación. No es que no deba atender-
                los, sino que la mayoría de su tiempo debe concentrarse en los nuevos. A veces, como
                ya vienen con sus diezmos y sus talentos, nos animamos y decimos: “Bueno, vamos
                a ministrarlos”; y está bien, pero sin dejar que nos insuman la mayoría del tiempo.

                  También, muchas veces, la gente que viene de otra congregación, una de las pri-
                meras preguntan que hacen es: “¿Cuándo habrá Santa Cena? ¿Cuándo habrá bautis-
                mo…?”. Son ordenanzas de Dios para su iglesia pero yo siempre les digo: “No vamos a
                tener Santa Cena hasta que no haya por lo menos un bautismo; y tendremos el primer
                bautismo cuando ganes a alguien para el Señor”.





                  Tuvimos grandes inicios para la iglesia en Avellaneda. Como ya mencioné, el prime-
                ro fue la Escuela de Evangelización. Luego abrimos una clínica médica que llevamos a
                cabo en las afueras de la ciudad, en un barrio muy pobre. Fue una dura lucha realizar
                el trabajo de esta clínica, ¡pero fue un éxito! Después de un largo retraso en recibir
                la aprobación de la comunidad médica de la ciudad, el intendente finalmente nos dio
                permiso para seguir adelante.



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