Page 123 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—Pero nos crees capaces de hacer cosas malvadas —dijo Faol—. No te preocupes
por eso. Eso no es otra cosa que ser observador. Seré el primero en admitir que los
renegados han hecho cosas terribles. Pero también lo han hecho los humanos. Incluso los
tauren tienen un muerto o dos en sus armarios, metafóricamente hablando, claro está.
Anduin sonrió, complacido porque Faol lo entendía y continuó.
—Los encuentro… menos próximos que a las otras razas de la Horda, a pesar de
que muchos solían ser humanos. Tal vez porque muchos solían ser humanos. La Alianza
los rechazó. Personas a las que conocían en vida. Tal vez incluso que amaron.
—El miedo es una emoción ponderosa —dijo Calia con tranquilidad. Algo en el
tono de su voz, en la forma en la que sostenía su propio cuerpo, le recordó a Anduin que
su sorprendente viaje de supervivencia debió haber sido horrendo, probablemente más de
lo que pudiera comprender. Se sentó con las manos en su regazo, apretadas firmemente y
vio que temblaban.
—Calia —dijo antes de que pudiera detenerse—, ¿cómo fue posible que
sobrevivieras?
Alzó sus ojos como el azul del mar hacia los de él. Nuevamente le recordaban que
ella era la hermana de Arthas, familiar a pesar de que jamás la había conocido. Su sonrisa
era triste.
—Por la fe y por la misericordia de la Luz —dijo—. Algún día te lo diré. Pero
aún es muy… muy cercano. No solamente mi viaje, sino… verás, perdí a gente que
amaba.
Anduin asintió.
—Por supuesto. Tu padre… y hermano —Era una dolorosa y horrible historia.
Arthas, corrompido por la espada Frostmourne y empujado paso a paso hacia un camino
alejado de la Luz por los susurros del Rey Lich, no había simplemente convertido a
ciudadanos de Lordaeron en monstruos. Había usado una ceremonia pública de
bienvenida como una oportunidad de asesinar a su padre mientras Terenas se sentaba en
su trono. De pronto Anduin, enfermo, se dio cuenta de que era posible —no, probable,
una cercana certeza— que Calia hubiera presenciado ese asesinato. De nuevo se maravilló
de que hubiera sido capaz de escapar.
—No solamente ellos —dijo Calia— También a otros que amé —los ojos del rey
se abrieron. ¿Tenía familia propia?
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