Page 119 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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practicado con esa cosa. ¿Por qué no había llevado con ella el Lightning Blast 3000?
           Hubiera podido hacerlo funcionar.


                    Saffy agarró la pistola con sus pequeñas y temblorosas manos, sacudiéndola hacia

           el  ruido  de  cada  nuevo  horror  que  se  desarrollaba.  Enanos  fieros  y  escandalosos
           maldiciendo llevó una avalancha de lágrimas llenas de alegría a sus ojos. Por lo menos
           Gavvin Stoutarm aún estaba vivo, y golpeando y mordiendo por el furioso sonido de un

           goblin que chillaba.


                    La suave boca de la goblin se volvió una fuerte línea. Forzó sus manos a dejar de
           templar  y  se  enfocó,  no  en  los  horribles  y  dolorosos  sonidos  que  sus  amigos  hacían
           mientras peleaban y…


                    Morían, Saffy, están muriendo.


                    Y apuntó la pistola a una forma agachada de largas orejas que estaba borrando las
           estrellas del horizonte.


                    Apretó el gatillo. Hubo un grito de dolor muy gratificante. La bomba que resultó
           la envió hacia atrás y se revolvió un poco con sus pies solamente para descubrir con horror
           que el goblin no había sido despachado sino solamente enfurecido.


                    —Por qué, pequeña…


                    Saffy volvió a disparar, pero ésta vez el disparo se fue desviado mientras la forma
           oscura se acercó y la tomó del hombro. Él lo apretó fuertemente y con un grito de dolor

           y furia, la mineralogista fue forzada a dejar caer el arma.

                    —¡Oye! ¡Kezzig, es una dama gnomo!


                    —Sí —dijo el agresor de Saffy, haciendo un puño y retirando su brazo—, y voy

           a golpearla… oh —el puño se detuvo a medio camino—. Tal vez ella no sea la indicada.

                    —Ella se ajusta perfectamente a la descripción. Sabes las reglas.


                    —Sí, sí, estúpidas reglas —murmuró el goblin llamado Kezzig. Bajó el puño.

           Saffy  tomó  esa  oportunidad  para  retorcerse,  tratando  al  mismo  tiempo  de  librarse  y
           morder el brazo musculoso.


                    Kezzig chilló de dolor, pero no la soltó.

                    —De acuerdo, pequeña salvaje, se cerraron las apuestas.


                    La  última  cosa  que  Sapphronetta  Flivvers  vio  fue  un  puño  enorme  y  oscuro

           perfilado contra el demasiado calmado, demasiado imparcial cielo nocturno.



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