Page 153 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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Tevan sonrió. En su cara intacta había una expresión agradable. Vellcinda no tenía
falsa modestia acerca de su propio rostro, que era de alguna forma peor para tener por ser
una vaga holgazana en su tumba durante tanto tiempo. Había sido normal incluso mientras
era un humano vivo que respiraba. Aunque su esposo siempre le decía que le resultaba
hermosa y ella le creía.
Eso era el amor, ¿no era así? Mirar con el corazón, no con los ojos y encontrar la
belleza ahí.
—Tienes razón —dijo el herrero—. No creo haberlo visto antes de esa manera.
Escogí recibir el Regalo. Sé que otros no lo hicieron. En ese entonces, creí que eran tontos.
Pero ahora me pregunto. Sé que Lady Sylvanas está tratando de encontrar formas para
continuar con nuestra existencia. ¿Pero qué si nunca debimos? —hizo una seña a su nueva
mano sin callos— ¿Cuánto más debemos hacer, qué tan lejos debemos ir, sólo para seguir
existiendo?
Vellcinda sonrió
—Cielos, para ser un herrero, tus pensamientos son bastante filosóficos.
—Tal vez sea mi mano nueva.
Tevan había sido el primero con quien Vellcinda había tenido esa discusión, mas
no sería el último. Una vez que la idea había llegado a su cabeza, Vellcinda se dio cuenta
que no podía dejar de pensar en ella.
Ahora, meses después de esa conversación, el líder del Concejo Desolado se paró
en el salón del trono de Undercity, en el lugar donde Sylvanas Windrunner se había
parado durante tanto tiempo hasta que tuvo que marcharse para liderar a la Horda. A un
lado de Vellcinda en el estrado más alto estaba los otros cuatro miembros líderes del
concejo gobernante, que eran llamados, simple y llanamente, los Gobernadores. En el
segundo escalón, justo debajo de ellos, estaban los siete conocidos como los Ministros,
quienes implementarían las políticas que los Gobernadores crearan. Al fondo estaba
aquellos que Vellcinda pensaba eran realmente los miembros más importantes del
concejo: los diez Escuchas. Cada día ellos se reunían y hablaban con aquellos entre los
renegados que tenían preguntas, comentario o quejas acerca de cómo gobernaban los
líderes. Ellos le reportaban directamente los Gobernadores. Aunque cada ciudadano de
Undercity era libre de pedir ayuda a cualquier miembro del concejo —incluyendo a la
Primer Gobernadora, la propia Vellcinda— los Escuchas estaban más disponibles.
Hasta ahora, las cosas parecían ir a pedir de boca. Vellcinda miraba hacia la
tranquila multitud que llenaba el salón hasta sobrepasarlo y continuaba afuera. Ella estaba
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