Page 152 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—¿Por qué, cariño? —Vellcinda no había sido tan anciana cuando murió. Una
           joven sesentona, siempre decía— Soy mucho menos aterradora que el Doctor Halsey.


                    El herrero, Tevan Whitfield, había reído, un sonido vacío y ronco.


                    —Eso  es  verdad.  No,  lo  que  quiero  decir…  cuando  estaba  vivo,  me  sentía
           inmortal. No cuidaba de mí y era un poco imprudente. Ahora soy inmortal, técnicamente.

           Pero al ser una lesión lo único que puede amenazar eso, de pronto estoy consciente de lo
           frágil que es la carne.


                    —La carne siempre ha sido frágil —inspeccionó la mano. La había cosido bien.
           Notó de nuevo que no tenía callosidades ni los músculos estaban fuertes. El antiguo dueño

           de la mano que el herrero Tevan usaba ahora tal vez había sido un artista o un animador.

                    Dio golpecitos suaves en la carnosa palma de la mano con los huesos de sus

           índices.


                    —¿Puedes sentir eso?

                    —Sí —dijo.


                    —Excelente —lo contempló—. Debo hacerte saber que ésta mano no será tan

           fuerte como acostumbras.

                    —Unas cuantas semanas de martillar serán suficientes.


                    Vellcina lo miró con compasión.


                    —No,  cariño  —dijo  amablemente—,  no  lo  harán.  Ya  no  puedes  hacer  crecer
           músculo.


                    Su rostro decayó. No literalmente. Su rostro no se había descompuesto tanto en lo
           absoluto. Era, de hecho, bastante guapo para ser un renegado.


                    —Vuelve  si no  puedes usarla  apropiadamente  —dijo—.  Veremos  si podemos

           encontrar una mejor para ti —golpeó la mano con gentileza.

                    —¿Ves? —dijo Tevan— Esto es a lo que me refiero. Con el tiempo, solamente…

           nos desharemos de nosotros mismos.

                    —Eso es lo que sucede también en la vida —le recordó Vellcinda rápidamente—

           . No podemos ser cosas hermosas, casi inmortales como los elfos. La actitud adecuada es
           que debemos aceptar lo que tenemos y agradecerlo. Tú y yo y los otros estamos aquí. Y
           eso es algo bonito. Nada dura para siempre, y si morimos y no podemos regresar, bueno,

           tuvimos una segunda oportunidad y eso es más de lo que muchos han tenido.



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