Page 151 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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a trabajar en las cocinas mientras él marchaba a través de una lluvia de pétalos de rosa
           hacia la habitación del trono. No obstante, había estado dentro del rango de lo que se

           desarrolló inmediatamente después de que Arthas cometiera parricidio y regicidio con un
           solo movimiento de una ignominiosa espada.


                    Su amado había evitado eso y ella estaba agradecida por ello. Otros le dijeron que
           intentos de contactarlo únicamente los llevarían a un corazón roto para ambos. Él creía

           que ella había muerto, y al final, Vellcinda decidió que era mejor así. Él era un buen y
           amable hombre. Él merecía encontrar a una mujer viva para amar.


                    Muchos otros renegados, tal como su amigo y compañero Gobernador Parqual,
           parecían echar de menos a sus seres queridos tanto como ella. Otros parecían indiferentes
           y a otros más no les importaba en lo absoluto. Otros incluso eran… malvados. ¿Qué le

           había pasado a ella, a ellos, para tener tan diferentes ideas y personalidades? Era uno de
           los misterios acerca de ser renegados.


                    Ella no tenía recuerdos de su momento como una criatura irracional y eso era algo
           bueno.


                    Aunque,  conforme  los  años  siguieron,  Vellcinda  se  cansó  de  servir.  Pero  su
           cerebro era tan ágil como siempre y Vellcinda comenzó a querer aprender, a tener logros,

           en lugar de solamente hacer cosas por los demás.

                    Ella encausó su naturaleza genuinamente amable hacia cómo encargarse de los,

           ah,  desafíos  únicos  de  ser  un  cadáver  activo  y  sentimental.  Como,  por  ejemplo,  las
           heridas.


                    —¡Ven —solía decirle a los heridos— sabes que la carne de los renegados no sana
           por  sí  misma!  —coser;  injertar  en  músculos  nuevos,  tendones  y  piel;  y  las  pociones
           mágicas eran opciones para su gente en lugar de solamente limpiar una herida, vendarla

           y confiar en la habilidad innata del cuerpo para repararse solo.


                    El tiempo invertido en reparar carne no-muerta eventualmente la llevó a desear
           estudiar con maestros boticarios. Aunque Sylvanas hacía que la mayoría trabajara en
           pociones, Vellcinda estudió formas de mantener a los renegados activos y sanos, física y

           mentalmente.

                    Ella se dio cuenta que algunos de los heridos parecían estar más asustados de

           morir ahora que cuando vivían. Mientras inspeccionaba la adecuación de una mano nueva
           en el brazo derecho de un herrero —un accidente con acero fundido había acortado el
           trabajo de la original— él le dijo:


                    —Siempre me pone nervioso venir aquí.




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