Page 22 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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mortal en años pasados y ahora un renegado, había conservado su inquebrantable lealtad
hacía ella, Sylvanas sabía que Theron era para su gente.
Gente que había sido como ella alguna vez.
Solamente ahora ya no eran como ella.
Theron hizo una reverencia. Él serviría, al menos por el momento. No era alguien
de discursos, Sylvanas simplemente asintió como respuesta y giró al grupo de renegados.
Esperaron pacientemente, como siempre, y ella estaba orgullosa de ellos por eso.
Sin embargo, no podía mostrar favoritismo, no ahí. Así que les saludó de la misma forma
que había hecho con Lor’themar y los sin’dorei, después empujar a su corcel para que se
moviera a través de la puerta. Los elfos de sangre y los renegados se mantuvieron en
formación, cabalgando detrás de ella para no abrumarla. Eso lo había estipulado ella y se
había mantenido firme al respecto. Ella quería ser capaz de tener al menos unos momentos
de privacidad. Había cosas que solamente debía escuchar su campeón.
—Dime más acerca de lo que piensa mi gente —ordenó.
—Desde su perspectiva —el general oscuro prosiguió —fue una fisura en
Undercity. Los hizo, usted trabajó para prolongar su existencia, lo fue todo para ellos. Su
ascensión a Jefe de Guerra fue tan imprevista, la amenaza tan grande y tan inmediata, que
no dejó a nadie detrás para encargarse de ellos.
Sylvanas asintió. Supuso que podía entenderlo.
—Dejó un gran vacío. Y los agujeros en poder tienden a llenarse.
Sus ojos rojos se abrieron. ¿Estaba hablando de un golpe de estado? La mente de
la reina se movió veloz algunos años atrás hasta la traición de Varimathras, un demonio
que ella creía iba a obedecerla. Se había unido al malagradecido desgraciado Putress, un
boticario renegado que había creado una plaga contra los vivos y los no-muertos y que
casi había matado a la misma Sylvanas. Retomar Undercity había sido un maldito
esfuerzo. Pero no. Incluso cuando el pensamiento se le ocurrió, supo que su leal campeón
no hablaría de una forma tan casual si algo tan terrible estuviera pasando.
Leyendo su expresión perfectamente, como usualmente hacía, Nathanos se
apresuró a asegurar.
—Todo está en calma aquí. No obstante, en la ausencia de un único y poderoso
líder, los habitantes de su ciudad han formado un órgano rector para atender las
necesidades de la población.
—Ah, ya veo. Una organización interna. Eso no es… descabellado.
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