Page 64 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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ninguna  y  la  yuxtaposición  golpeó  profundamente  a  Anduin.  Sin  embargo, un  latido
           después, la gratitud y la alegría lo embargaron por las palabras de Magni.


                    —¡Anduin! ¡Vaya, has crecido!


                    La frase que más detestaban los niños de todos lados se transformó por el poder
           de la nostalgia y la inexorable llegada de la juventud. Era una frase tan ordinaria, tan real,

           que la ilusión de “otro” quedó tan destruida como la prisión diamantina de Magni. La voz
           era  cálida,  vivaz  y  definitivamente  muy  Magni.  Anduin  se  preguntó  si  la  “piel”  de

           diamante también sería cálida en caso de que pudiera tocar al ser que se acercaba a él
           dando zancadas. Pero los espolones y los fragmentos que salpicaban su forma enana
           impidieron los apretones de manos entusiastas y los abrazos estrujadores que a Magni le
           gustaba en su anterior encarnación.


                    ¿Moira o Dagran habían encontrado una forma de hacerlo? ¿Magni alguna vez
           deseó poder otorgar esos gestos que daba tan libremente durante su vida como un ser de

           carne  y  hueso?  Por  el  bien  de  todos,  Anduin  esperaba  que  sí.  Moira  había  pedido  a
           Belgrum que cuidara de Dagran quien había protestado pues quería encontrarse con su

           abuelo. Ya veremos, dijo. Su cara no era exactamente dura pero parecía preocupada.

                    —Magni —dijo Anduin—. Es bueno verte.


                    —Y a ti y a mi hija —Magni desvió sus ojos de piedra hacia Moira—. Me atrevo
           a pensar que una vez que mi deber hay terminado aquí, tal vez podré ver a mi nieto. Pero

           tristemente, ahora no he venido de visita.


                    Por supuesto que no. Magni hablaba por Azeroth ahora y ese era una gran y seria
           labor. La mirada de Anduin se desvió hacia el draenei. Velen no eran un alma sensible.
           Sonreía fácil y cálidamente y se reía constantemente. Sin embargo, había conocido tanto
           dolor que esas viejas arrugas en su cara lo recordaban, traspasando su semblante como si

           hubiera sido cincelado y ahora tenía una expresión triste.


                    Magni contempló seriamente a Moira, Anduin y Velen.

                    —Los he buscado a ustedes tres no porque sean los líderes de su gente sino porque

           son sacerdotes.

                    Moira y Anduin intercambiaron miradas sorprendidas. Anduin estaba al tanto de

           esa generalidad, por supuesto, pero por alguna razón no había pensado demasiado en ello.


                    —Ella está sufriendo mucho —dijo, su rostro diamantino, aparentemente duro,
           frunció el ceño fácilmente en una mueca empática. Anduin se preguntó si el ritual que
           había transformado a Magni significaba que podía sentir el dolor de Azeroth literalmente.

           Anduin pensó en la destrucción de Silithus, del inconcebible tamaño de la espada ahora


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