Page 104 - Tratado sobre las almas errantes
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Sección 14


                  La prez de la Liturgia de las Horas “Conduce a los

                                       difuntos a la luz que habitas”



                En  relación  a  la  tesis  intermediacionista,  existe  una  prez  de  la  actual  Liturgia  de  las  Horas
            lejanamente  susceptible  de  ser  entendida  de  acuerdo  a  la  tesis  intermediacionista.  Pues  en  las
            vísperas del viernes de la Semana I del tiempo ordinario, se dice: Educ defunctos in lucem, quam
            inhabitas,  ut  te  conspiciant  in  aeternum 205 .  Esta  expresión  toma  un  nuevo  significado  para  el
            exorcista que en las sesiones de exorcismo ha escuchado una y otra vez de estas supuestas almas
            perdidas que han perdido el camino hacia la Luz.  Para tal exorcista no resultará baladí el hecho de
            que el texto de la petición dice educ que significa "conduce". La prez litúrgica no dice "purifica", ni
            "limpia", ni "perdona", términos comprensibles para el que está lavando sus pecados, sino que se
            usa  el  verbo  educere.  Lo  cual  resulta  interesante  puesto  que  para  las  almas  que  ya  se  han
            determinado totalmente por Dios, parecería que no cabe otra cosa que la purificación, pues ellos ya
            están decididos a seguir el camino de la Luz.

                Sin  embargo,  aunque  nos  hallamos  detenido  a  releer  esta  prez  bajo  la  luz  de  esta  tesis
            intermediacionista,  hay  que  reconocer  que  esta  prez  puede  ser  entendida,  sin  hacerle  ninguna
            violencia, en el mismo sentido de otras preces que respecto a los difuntos se le pide a Dios que les
            abra las puertas del paraíso, o que luzca para ellos la Luz perpetua. Aun así, nos ha parecido que
            merecía ser mencionada esta prez como muestra de que hay oraciones litúrgicas que por sí mismas
            admitirían una lectura intermediacionista.

































                 205
                    Liturgia Horarum, tomo III, pg. 704.
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