Page 68 - Orestiada. Agamenón. Las Coéforas. Las Euménides
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ORESTIADA
a la antorcha que anuncia el triunfo de Agamenón, el Guardia es
ya, en cierto modo, un cosmólogo: la mirada observadora de este
personaje enclava las estrellas como objeto de un saber en un con-
tinente mayor que es el éter. Habiendo establecido esto (vv. 4-7),
enseguida concreta su tarea en la antorcha portadora del fuego.
Esta mirada recorre, entonces, la función cósmica por la mención
al éter (la raíz indoeuropea aith- contiene en su campo semántico
la acción de encender) hacia el fuego mismo de la antorcha. El
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Guardia sale de la orchestra por detrás de la skené. Hay antorchas
que iluminan el escenario.
Como se puede constatar, la antorcha encendida deviene en
símbolo de cierta esperanza que alivia o aminora los dolores de lo
trágico. El conjunto de las teas guarda una analogía con los astros
mencionados por el Guardia, de modo que la alusión cosmológi-
ca se concreta escenográficamente. Obsérvese que una antorcha
—un conjunto en realidad— abre el escenario para el Agamenón
y un cortejo con teas acompaña la procesión con la que se cierra
Las Euménides. Principio y fin de la trilogía están iluminados por
la esperanza de que el cosmos se restituya, que en el fondo es la
propuesta de resolución trágica pergeñada por Esquilo.
2. Párodos vv. 40-263. Por ambos lados de la orchestra, ingresa
el Coro formado por ancianos argivos, descritos a semejanza de
vegetación con follaje marchito y con un pie más en alusión al
bastón que los ayuda a sostenerse (vv. 79-82). La primera inter-
vención del Coro se divide del siguiente modo:
123 αἰθήρ es lo que se halla entre la tierra y el cielo. Este es el espacio de la
mirada del Guardia. En el pensamiento presocrático el éter y el fuego (πῦρ) están
en un mismo campo semántico, pues αἶθω significa quemar, abrasar, insuflar.
Cf. Aesch., PV., 88; Eliade 1998, pp. 57-59.
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