Page 13 - Brugger Karl Crnica de Akakor
P. 13
Bandera de Akakor
Akakor, la capital del territorio, fue construida hace 14.000 años por nuestros
antepasados con la guía de los Maestros Antiguos. También el nombre procede de
ellos: Aka significa «fortaleza» y Kor significa «dos». Akakor es la segunda
fortaleza. Nuestros sacerdotes hablan asimismo de la primera fortaleza, Akanis.
Estaba situada sobre un estrecho istmo en el país que llaman México, en el lugar
donde los dos océanos se tocan. Akahim, la tercera fortaleza, no es mencionada
por la crónica hasta el año 7315. Su historia está muy unida a la de Akakor.
Nuestra capital está situada sobre un valle elevado en las montañas en la zona
fronteriza entre los países llamados Perú y Brasil. Está protegida en tres de sus
lados por escarpadas rocas. Al Este, una llanura gradualmente descendente llega
hasta la inmensidad de las lianas de la región de los grandes bosques. Toda la
ciudad está rodeada por una gran muralla de piedra con trece puertas. Éstas son
tan estrechas que únicamente permiten el acceso de las personas de una en una.
La llanura del Este, a su vez, está protegida por atalayas de piedra en las que
escogidos guerreros se hallan continuamente en vigilancia de los enemigos.
Akakor está dispuesta en rectángulos. Dos calles principales que se cruzan dividen
la ciudad en cuatro partes, que corresponden a los cuatro puntos universales de
nuestros Dioses. El Gran Templo del Sol y una puerta de piedra tallada de un
único bloque están situados sobre una gran plaza en el centro. El templo mira
hacia el Este, hacia el Sol naciente, y está decorado con imágenes simbólicas de
nuestros Maestros Antiguos. En cada mano, una criatura divina sostiene un cetro
en cuyo extremo superior hay una cabeza de jaguar. La figura está coronada con
un tocado de ornamentos animales. Una extraña escritura, y que sólo puede ser
interpretada por nuestros sacerdotes, reseña la fundación de la ciudad. Todas las
ciudades de piedra construidas por nuestros Maestros Antiguos tienen una puerta
semejante.
El edificio más impresionante de Akakor es el Gran Templo del Sol. Sus paredes
exteriores están desnudas y fueron construidas con piedras artísticamente
labradas. El techo está abierto de modo que los rayos del Sol naciente puedan
llegar hasta un espejo de oro, que se remonta a los tiempos de los Maestros
Antiguos, y que está montado en la parte delantera. Figuras de piedra de tamaño
natural flanquean la entrada del templo por ambos lados. Las paredes interiores
están tapizadas con relieves. En una gran arca de piedra hundida en la pared
delantera del templo se encuentran las primeras leyes escritas de nuestros
Maestros Antiguos.
Cerca del Gran Templo del Sol se hallan los edificios para los sacerdotes y sus
servidores, el palacio del príncipe y los alojamientos de los guerreros. Estos
edificios son de forma rectangular y están construidos con bloques de piedra
labrada. Los techos se componen de una espesa capa de hierba sostenida por
pértigas de bambú.
Durante el reinado de nuestros Maestros Antiguos, otras veintiséis ciudades de
piedra rodeaban Akakor. Todas ellas son mencionadas en la crónica. Las mayores