Page 272 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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        tes estirpes que con atribuciones de mayorazgas, constituyeron los
        Ayares, Auqui, Cachi, Sara  y  Uchú, actores directos en aquella
        fundación.
            Segundones respecto de estos últimos, ellos se dan el título de
        hanansayas en sus respectivos lugares, a título de ocupantes ori-
        ginarios del territorio, respecto de los aillos urinsayas, mitmas o
        “ advenedizos”, que con el transcurrir del tiempo vienen a reforzar
        la población lugareña.
            Nace, en esta forma, en el ámbito general del imperio, una
        suerte de hidalguía o sea de nobleza territorial peruana.
            Es hijodalgo o hanansaya el ocupante originario de un terri-
        torio,  y  urinsaya el nuevo ocupante.
            El hanansayas (de hanan: arriba  y sayas  el que se para) ocu-
        pa las cabeceras de los valles  y  goza de primera intención del ma-
        yor caudal de los ríos  y  acequias que bajan de la cordillera.
            El urinsayas (de urin: abajo:  y  sayac: el que se para) ocupa
        la parte inferior de los dichos valles  y  aprovecha el sobrante de sus
        aguas en un sentido de dependencia de los aillos hanansayas, de
        tierras arriba.
            De hanansayac se hizo arribeño, en español,  y  de hurinsayac
        abajeño.
            En ambos términos el verbo sayay, padre de sayac : pararse,
        tuvo el valor de ocupar o poseer.
            En el antiguo Perú, el que labró o usufructuó un terreno, se
        paró sobre sus linderos para demostrar en tal forma su derecho de
        posesión y  usufructo.
            De suerte que fue hanansayas o arribeño el que “se paró” en
        las tierras de la cabecera de un valle,  y  usinsaya el que se paró
        en las tierras de su remate.
          En el Cuzco son hanansayas, en primer término, los de la san-
        gre de los cuatro ayares fundadores de la urbe  y urinsayas los
        que sucesivamente acudieron a reforzar la población nativa.
            Aquella población fundadora, nativa  y  hanansaya, es, de ne-
        cesidad, oligárquica,  y  se adueña del poder religioso  y  civil que ha
        contribuido a crear.
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