Page 274 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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con una gente que llaman Ingas, e agora llaman “orejones” e solo
”
al superior de ellas llaman (entiéndase que los españoles) Inga
De suerte que Orejón es equivalente de ningri-zapa y nin-
bri-zapa equivalente de Inga.
En resolución, inca significó orejón o sea indio perteneciente
a la casta orejona de que salieron los aillos dinásticos que, por tur-
nos y pragmáticas establecidas gobernaron al Tahuantinsuyo.
Pedro Pizarro en su Relación del Descubrimiento y Conquista
del Perú describiendo la manera como los Orejones del Cuzco de-
formaban las orejas de sus hijos, al cumplir éstos los diez años
de edad, para que tuviesen la fisonomía propia de la casta privi-
legiada a que pertenecieron, escribe:
“Metíanles a las orejas unos palitos delgados y cada día un
poco más grueso, hasta que se venían a poner una rodaja grande
como aro de cedazo, redondo, de unos juncos que en esta tierra se
crían, anchos y muy livianos.
^Rajábanse la carne de las orejas cada día, para que les fue-
ran creciendo y dando de sí.
”Había algunos que las tenían tan grandes que les llegaban
hasta los hombros.
”E1 que mayor las tenía era más gentilhombre entre ellos.”
En una sociedad en que el matrimonio, circunscrito en el ám-
bito exclusivista del aillo tendió a dar rasgos uniformes a la fi-
sonomía de la mayoría de sus individuos, cual ocurre entre la fau-
na gregaria menor; en una sociedad—insistimos en ello—en que
el rostro del individuo, sometido a una vida monótona y rutinaria
no conoció las pasiones, ni los apetitos, ni los impulsos caracte-
rísticos de la personalidad, que lucha por imponerse en un palen-
que de situaciones cambiantes como el en que se mueve el indivi-
duo moderno las cuales situaciones cambiantes acaban por impri-
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mir a las fisonomías una expresión que es distinta para el prole-
tario y para el rico, para el intelectual y para el inculto, para el
noble y para el plebeyo, la deformación de la oreja se imponía
tratándose de las clases aristocráticas de la antigua sociedad pe-
ruana para distinguirse del común de regnícolas.