Page 320 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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        31G                  R. CÚNEO- VÍDAL                        .

      el terreno se hunde bajo sus pies, tragado por una mar embrave-
      cida; en que se desgajan los montes,  y  ríos de ardiente lava in-
      cendian bosques  y  praderas en torno suyo, el hombre americano
      cree, de necesidad, en todo aquello que, de momento, puede reme-
      diar su angustiosa situación  cree en el sortilegio, en el ensalmo,
                                 ;
      en la buena  y  la mala sombra en la buena y  la mala ventura.
          De allí una suerte de fetiquismo infantil : una suerte de con-
      fianza, interesada, depositada en el fetiche que salva por virtud
      propia, no discutida ni analizada, al que consigo lo lleva; en el
      sortilegio inmediato que no requiere dilación de pausados ritos.
          En el fondo de todo ello se advierte, desde luego, un sano ma-
      terialismo.
          El hombre americano, con notable acierto, se da cuenta de
      que las tragedias telúricas a que asiste  y  que le hacen su víctima
      obedecen a causas físicas e ineludibles, que solamente la natura-
      leza, como cosa material, puede dar de  sí.
          Detrás de los hundimientos del terreno, de las erupciones vol-
      cánicas, de los terremotos asoladores, de las tempestades horríso^
      ñas, no está para él un demonio  no un averno, no, como en la
      mitología griega, la ira funesta de divinidades olímpicas o tartá-
      ricas, ni como en la cosmogonía hebrea, la saña de un Dios ven-
      gativo que castiga con exagerado rigor a una humanidad menor
      de edad  y poco menos que inconsciente, como acabada de salir de
      sus divinas manos.
          Detrás de todo ello no está para él, como para las antiguas ra-
      zas asiáticas, la acción de un genio del mal, eterno adversario del
      genio del bien, natural protector de los humanos.
          No está Ahrimdn.
          El tupaya andino, como trasunto del Satán cristiano, nacerá
      siglos después en América al contacto de ideas religiosas de im-
      portación castellana, las cuales antes de ser tales, fueron latinas,
      griegas, egipcias, persas e hindús.
          El Supaya aimara  y  quechua vendrá de España, en pos del
      evangelizador español, el cual experimentará la necesidad agresi-
      va de combatir en el Nuevo Mundo contra un trasunto del diablo
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