Page 286 - El Misterio de Belicena Villca
P. 286

Presencia tuvo la virtud de purificar  y orientar a muchos hombres, quienes,
                 gracias a este descenso a los Infiernos realizado por el Gallardo Señor, pudieron
                 así emprender el sendero del Regreso. Sin embargo la reacción cobarde de los
                 Dioses Traidores, que recurrieron al empleo de la magia negra para impedir el
                 rescate, condujo finalmente a una guerra sin cuartel que sólo concluyó cuando
                 hubo desaparecido la última Atlántida. Y aunque el continente atlante
                 desapareció devorado por las aguas y miles de años de barbarie y confusión
                 estratégica borraron estos hechos de la Historia, no es menos cierto que el drama
                 vivido fue tan intenso que jamás se oscureció del todo en la memoria colectiva de
                 los linajes hiperbóreos. Por eso cuando el Demiurgo concibió la siniestra idea de
                 imitar, burdamente, la imagen redentora de “Kristos Lúcifer descendiendo entre
                 los hombres” era inexorable que tal infamia desencadenaría cambios irreversibles
                 y enfrentamientos definitivos.
                        ¿Qué pretendía esta vez el Demiurgo? Aunque parezca increíble deseaba
                 producir, a imitación de la trasmutación hiperbórea, un salto en la Humanidad.
                 Pero no nos asombremos demasiado: lo que  se buscaba era  un salto hacia
                 adelante, hacia el futuro, y por sobre todo, se intentaba ceñir a los miembros de
                 la Humanidad, sin distinción alguna por su Raza o religión, a un  “typo”
                 psicológico universal o sea a un  Arquetipo colectivo. Ese Arquetipo, por
                 supuesto, era el de la Raza hebrea pues lo que se quería en definitiva era
                 judaizar a la humanidad y prepararla para el Gobierno Mundial de la Sinarquía.
                        Para llevar adelante un plan tan  ambicioso se pondrían en movimiento
                 numerosas fuerzas, las que concurrirían hacia la figura del Mesías y harían
                 posible su Ministerio terrestre. Para la misión de “preparar el vehículo” mediante
                 el cual Jehová Satanás se manifestaría a los hombres, fue comisionado uno de
                 los Maestros de Sabiduría de la Fraternidad Blanca, quien sería conocido, luego
                 de su encarnación, como Jesús de Nazareth. Tampoco se descuidó la cuestión
                 del linaje y por eso el Maestro Jesús encarnó en el seno de una familia hebrea
                 cuya genealogía podía remontarse hasta  Abraham. Pero el cuerpo físico del
                 Mesías poseería una constitución diferente a la de un simple hebreo: María sería
                 preñada “con la mirada” por  uno de los Demonios de la Jerarquía, el “Angel
                 Gabriel”, quien en realidad emplea el método de “intersección de campos”, una
                 de las tres formas de partenogénesis que existen: de este modo  se imitaba
                 también a la Virgen de Agartha, Ama, la Madre de Navután, que fue
                 embarazada en Venus por otro  “Angel”, el “Serafín Lúcifer”. El Maestro
                 Jesús animaría durante treinta años ese  cuerpo superior, pero sería la secta
                 esenia la que durante todo ese tiempo se encargaría de desarrollar sus
                 potencialidades esotéricas, entrenándolo en los secretos de la Cábala acústica.
                 En esta tarea los esenios serían asistidos por los Maestros de la Jerarquía, y
                 estos por los Dioses Traidores; todo Chang Shambalá se había concentrado en
                 sostener al Mesías ya que del éxito de su misión dependería en gran medida la
                 “evolución” futura de la Humanidad. Si la obra del Mesías triunfaba la Humanidad
                 entera sería “civilizada”, es decir judaizada, y se acabaría la “barbarie”, es decir el
                 recuerdo mitológico de los ancestros Divinos.
                        Lo más horroroso de esta conjura era que el Demiurgo y sus Demonios
                 contaban esta vez  con el Recuerdo de la Sangre que los linajes hiperbóreos
                 aún guardaban del Kristos de la Atlántida para “atraerlos” hacia su imitación, el
                 Jesús Cristo, y mediante una fantástica  confusión someterlos definitivamente.
                 ¡Con qué colosal hipocresía se planificó y ejecutó  la estafa! Luego de Jesús

                                                           286
   281   282   283   284   285   286   287   288   289   290   291