Page 288 - El Misterio de Belicena Villca
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Arquetipo judaico de Jesús Cristo es ahora el Arquetipo psicológico del hombre,
es decir, el typo hacia el que tiende por evolución. Esto significa que en los
hombres, quienes poseen por el antiguo Misterio de A-mort una herencia animal,
las tendencias animales le impulsarán inconscientemente hacia el Arquetipo
judaico. Sólo la pureza de sangre podrá evitar el predominio de las tendencias
animales y el consiguiente peligro de corresponder psicológicamente con el
Arquetipo judaico.
He mostrado ya de qué manera el Demiurgo llevó el conflicto original al
terreno del enfrentamiento racial, luego de crear la Raza Sagrada a imitación de
los linajes hiperbóreos divinizados por el Gral. Ahora se acaba de ver cómo una
nueva imitación, esta vez de Kristos Lúcifer, ha significado otro avance destructor
contra los linajes hiperbóreos. La poderosa fuerza conformadora del Arquetipo
judaico de Jesús Cristo, actuando desde el centro de la Tierra en todo tiempo y
lugar ha aumentado tremendamente el sueño en que se encontraba desde
antaño la “Conciencia de Sangre” de los hombres. En el campo de batalla de la
sangre luchan sin cuartel ahora dos fuerzas esotéricas: el Canto de los Dioses y
la tendencia arquetípica judaica de Jesús Cristo. Y el “despertar” se ha tornado,
entonces, una lucha terrible y desesperada librada en el interior y en el exterior
de cada uno, a menudo inconscientemente.
Es por eso que, luego de Jesús Cristo, ya no será posible calificar ni a
pueblos ni a organizaciones sino que habrá que atender específicamente al grado
de confusión de los hombres. Debe ser así porque en muchos casos
organizaciones sinárquicas enteras podrán caer bajo el mando de un hombre
súbitamente consciente de algún principio hiperbóreo (producto de la lucha
esotérica que se libra en su interior), quien hasta podría “torcer”
momentáneamente el rumbo de ésta.
Y, viceversa, en otros casos podrá ocurrir que un grupo calificado como
“hiperbóreo” sea conducido por personajes más o menos judaizados. En el
extremo tendremos hebreos (judíos de sangre) que se rebelan a Jehová e
intentan dramáticamente recuperar su herencia hiperbórea, caso que puede
ocurrir con más frecuencia de lo que suele imaginarse, así como hallaremos
muchas veces personas que “por la Sangre” declaran ser perfectos “arios” pero
que psicológicamente demuestran ser más judíos que el Talmud. Un ejemplo por
demás elocuente lo obtendremos observando a la Iglesia Católica en la cual
conviven los adoradores de Jesús Cristo y del Demiurgo junto a curas
nacionalistas y patriotas que sirven a la causa de Kristos Lúcifer y de los Dioses
Leales sin saberlo.
Se debe pues ser prudente al calificar las organizaciones humanas y, aún
en aquellas netamente sinárquicas, detenerse siempre a evaluar el grado de
confusión de los hombres con los cuales se trata. Se considera una muestra de
capacidad estratégica la habilidad para ubicar al “hombre justo”, aun dentro de
una organización sinárquica como la Masonería, a quien se hablará luego
tratando de aislarlo de la organización en la cual milita (apelando a la aplicación
de la ley del cerco) para poder dirigirse mediante símbolos apropiados a su
parte hiperbórea.
Un ejemplo de cuanto vengo diciendo lo constituye el caso de la herejía
soteriológica, de Pelagio, llamada también “pelagianismo”. A principios del siglo V
este Obispo británico comenzó a defender la teoría de que el hombre, por sí
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