Page 290 - El Misterio de Belicena Villca
P. 290
“crucifixión de Jesús Cristo”, que no existió, o la “lucha contra los cristianos”, que
suele darse como explicación de la actitud belicosa y suicida de los judíos, no son
correctas, siendo la verdadera causa del malestar el hecho, presentido por todos
los miembros de la Raza Sagrada, de que el Arquetipo Hebreo “sería arrojado a
los Gentiles”. Era palpable para ellos, en virtud de compartir la substancia del
Demiurgo, la acción judaizante que se realizaría de allí en adelante sobre todo el
mundo. Lo que no les aparecía tan claro era: ¿de qué modo, luego de la
presencia de Jesús Cristo podría cumplirse el antiguo pacto con Jehová Satanás,
la promesa de que el linaje sagrado heredaría el poder sobre las demás
naciones? Harían falta varios siglos y el trabajo de eminentes Rabinos cabalistas
para que los hebreos recuperasen la fe sobre su papel en la Historia. Pero
mientras ese tiempo llegaba la paciencia de los romanos se agotó mucho antes:
en el año 70 D.J.C. el General Tito destruyó Jerusalén, el Templo de Salomón, y
“dispersó” a los judíos por todos los rincones del Imperio Romano. Con la
Diáspora del año 70 comienza la historia moderna del Pueblo Elegido, cuya
culminación está por producirse en nuestros días, cuando la Sinarquía transfiera
a sus manos la totalidad del poder mundial.
Cuando en el 313, el Emperador Constantino el Grande reconoció al
cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, se inició una Epoca difícil
para la Raza Sagrada. El motivo era que en los pueblos recientemente
cristianizados predominaba más el Recuerdo de Sangre de Kristos Lúcifer que el
Arquetipo judaico de Jesús Cristo, hecho que casi siempre desembocaba en un
generalizado sentimiento antijudío. Aunque a la larga terminaría por triunfar la
permanente influencia del “rayo geotopocéntrico” de Jesús Cristo, por sobre el
recuerdo hiperbóreo, y las masas acabarían judaizadas, mientras tanto la Raza
Sagrada correría el peligro de ser exterminada. Pero la “amenaza” pronto sería
conjurada.
Si existió realmente un peligro efectivo contra los hebreos es algo que
habrá que dudar pues en el siglo V San Benito de Nurcia funda la Orden en la que
ingresarán, en masa, los Golen “cristianos” quienes se abocarán, desde
entonces, a la tarea de mediar entre la Iglesia y la Sinagoga.
Según informé en Días anteriores, las Tablas de la Ley quedaron donde
las había ocultado Salomón y recién fueron halladas por los Golen Templarios en
la Edad Media. Aquellas Tablas han sido hechas por el Demiurgo Jehová
Satanás para imitar la acción fundadora del Gral. Hay que indagar pues, ¿qué fue
del Gral, el “modelo” metafísico de las Tablas?
Al contrario de la pregunta por las Tablas de la Ley, que obligó a referirse a
hechos de la Historia, la cuestión del Gral me llevará al terreno estrictamente
esotérico. Pero en primer lugar conviene aclarar que la pregunta ha sido mal
planteada. Ya aclaré que el Gral no debe ser buscado; agregaré ahora que se
trata de un objeto del cual no es posible apropiarse y que, por lo tanto, debe aún
estar donde siempre estuvo. Es un error, pues, tanto “buscar” el Gral como
interrogar: ¿qué ha sido de él? Pero, se preguntará ¿cómo habrá que encarar
ese Misterio, entonces, para obtener algún conocimiento adicional, libre de
paradojas? La única manera, a mi juicio, de avanzar en el conocimiento del
Misterio consiste en profundizar las analogías que ligan a la “función orientadora
hacia el Origen” del Gral, función externa, con las “vías secretas de liberación
espiritual” de la Sabiduría Hiperbórea, las que son funciones internas,
“orientadoras hacia el Origen”.
290