Page 281 - El Misterio de Belicena Villca
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representa el tipo básico del hebreo y Caín, el labrador, a la figura del hombre de
                 linaje hiperbóreo. Cuenta la leyenda que a Jehová Satanás le resultaron
                 agradables las ofrendas de sangre de Abel el pastor, consistentes en el sacrificio
                 de los corderos primogénitos “con su grasa”, y en cambio despreció los “frutos de
                 la tierra” que exhibía Caín. Tal actitud por parte del Dios de la Materia constituyó
                 una revelación para Caín: el descubrimiento de las verdaderas intenciones del
                 Creador y la esencia materialista y servil de los pastores. Entonces Caín decidió
                 matar a Abel, el Alma creada, lo que motivó a Jehová para denunciar que era
                 portador de una marca que delataba su condición de asesino. Dicho signo sería
                 reconocido en todas las Epocas, por  aquellos que fuesen “como Abel”, en
                 quienes demostrasen ser “como Caín”.
                        Aquel especial criterio afectivo  de Jehová Satanás se ha perpetuado a
                 través de los siglos en el odio que  los hebreos sienten hacia los linajes
                 hiperbóreos, odio que, no se olvide, proviene del Demiurgo puesto que “Israel
                 es Jehová”. A los hombres mentecatos, es decir, a quienes se les ha lavado el
                 cerebro para posteriormente convertirlos en fanáticos creyentes de la Biblia,
                 siempre les resulta difícil justificar la predilección de Jehová “Dios” por el sacrificio
                 sangriento de Abel y el desprecio de la producción agrícola de Caín. Empero,
                 todo se aclara si se lee  bajo el lenguaje cabalístico,  cifrado, del Génesis, una
                 interpretación antiquísima del Holocausto de Fuego. En efecto, “el holocausto
                 del cordero primogénito con su grasa” [Génesis 4,4], representa al
                 Holocausto de la Muerte Final de la Humanidad y  su  transformación    en  la
                 lejía que “lavará la Señal Abominable  que está grabada en la Piedra
                 Caliente”: la oblación de Abel sería luego quemada, tal como hacen hasta hoy los
                 hebreos con los cuerpos de los animales sacrificados, y “la grasa”, mezclada con
                 la ceniza, formaría el jabón, la lejía, que lavaría la mancha simbólica del “pecado
                 de Caín”; tal “pecado” es, naturalmente, ser “agricultor”, sembrador de cereales,
                 adorador de la Diosa Ama, o Ceres, o Deméter, o la Virgen de Agartha, la madre
                 de Navután, es decir, quien entregó la semilla del trigo a los hombres, la Semilla
                 del Niño de Piedra. La “marca de Caín” es, entonces, la Señal en la Piedra
                 Caliente, el Símbolo del Origen que causa el encadenamiento del Espíritu eterno
                 a la Materia; por eso Caín, al portar  dicha marca, no podrá  morir jamás: será
                 “inmortal”, como lo son todos los hombres que poseen Espíritu, aunque lo ignoren
                 por estar “dormidos”.
                        Robert Graves, y el Rabino Raphael Patai, en el libro “Los Mitos Hebreos”,
                 han extraído y sintetizado el Mito de Caín de numerosos midrash talmúdicos. He
                 aquí una de las versiones oficiales hebreas, que demuestran el carácter espiritual
                 luciférico de Caín y la naturaleza  “creada” de Abel: “Caín respondió a la
                 reprensión de Dios con un grito que todavía repiten los blasfemos: –¡No hay Ley
                 ni Juez!–. Cuando poco después  encontró a Abel en un campo le dijo: –No hay
                 Mundo futuro, ni recompensa para los justos, ni castigo para los malhechores.
                 Este Mundo no fue creado con misericordia, ni es gobernado con compasión.
                 ¿Por qué otra causa ha sido aceptada tu ofrenda y rechazada la mía? Abel
                 respondió sencillamente:  –La mía fue aceptada porque  amo a Jehová Dios; la
                 tuya fue rechazada porque le odias–. Entonces Caín decidió golpear y matar a
                 Abel”.
                        Es interesante profundizar más sobre la figura de Caín. Según la Biblia fue,
                 además de agricultor, el primero que  construyó ciudades amuralladas y el


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