Page 502 - El Misterio de Belicena Villca
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Al veros –siguió diciendo el Führer– comprendo lo Sagrada que es la tarea
                 que hemos tomado sobre nuestros hombros, al fundar el Reich de los mil años.
                 Nuestra causa no es sólo el mejor ideal por el que puede vivir y morir un
                 germano, es también la causa de la libertad de la humanidad, de la lucha por
                 salvar al mundo de las fuerzas oscuras, del combate final contra los
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                 elementalwesen ...
                        Rosenberg y Papá asentían con la cabeza a cada afirmación del Führer,
                 quien continuaba vertiendo conceptos  místicos sin permitir que nadie
                 interrumpiera su monólogo. Me distraje pensando en el extraño poder que había
                 experimentado al saludar al Führer. Una poderosa Fuerza emanaba de Hitler, no
                 sabía si voluntaria o espontáneamente, y me preguntaba si este carisma no lo
                 habría adquirido por medio de alguna técnica secreta, de algún conocimiento
                 oculto al que unos pocos privilegiados pueden acceder.
                        –... entonces dígame joven Kurt ¿Quiénes son en definitiva los enemigos
                 de Alemania? ¿Contra quién combatimos? –preguntaba Hitler dirigiéndose hacia
                 mí.
                        Reaccioné ante la inesperada pregunta, con la  desesperación de haber
                 desatendido una parte de la conversación.  Tres pares de ojos de Rosenberg,
                 Hess y Papá, estaban puestos en mí esperando la respuesta. Sin embargo lo que
                 había alcanzado a escuchar era suficiente para mí, pues la respuesta brotó sola
                 del fondo del inconsciente.
                        –El Enemigo es uno solo, –afirmé categóricamente– es YHVH-Satanás.
                        Contesté intuitivamente y de manera tan firme que no cabían
                 rectificaciones. Miré a Papá, que se puso instantáneamente lívido, y vi la
                 sorpresa retratada en todos los rostros.
                        –Muy bien, joven Kurt, muy bien,  –decía Hitler con una expresión de
                 intensa alegría–. Ha dado Ud. la mejor respuesta. Podría haber identificado como
                 nuestros más terribles enemigos a la  judeomasonería, al judeomarxismo, al
                 sionismo, etc., pero esos nombres sólo representan Aspectos diferentes de una
                 misma realidad, distintas Caras de un mismo y feroz Enemigo: YHVH-Satanás, el
                 Demiurgo de este Mundo. Sólo un Iniciado o un iluminado como Ud. o Rudolph,
                 podrían dar una respuesta tan precisa. ¿Verdad Alfred?
                        Rosenberg sonreía complacido.
                        –Lo felicito joven Von Sübermann –dijo Alfred Rosenberg– es Ud. una
                 persona de claros conceptos.
                        Por supuesto que Yo estaba completamente aturdido por lo que había
                 ocurrido. De improviso, en esa reunión con aquellas notables personas,
                 descubría que poseía como un “oído interior”, un órgano misterioso que me
                 permitía “escuchar” las respuestas formuladas concretamente. ¡Y estas
                 respuestas eran correctas! Nunca había experimentado algo así y sólo podía
                 achacar esta súbita iluminación a la  presencia del Führer. El, con su extraño
                 magnetismo, me había “despertado” el “oído interior”.
                        Adolf Hitler volvió a tomar la palabra.
                        –La gente no compenetrada en la Filosofía Oculta del nacionalsocialismo,
                 suele cometer gruesos errores de apreciación al juzgar muchas de nuestras
                 afirmaciones, creyendo ver en las mismas una superficialidad estúpida, cuando
                 generalmente se trata  de ideas sintéticas,  slogans, extraídos de profundos
                 sistemas de pensamiento. Por ejemplo, ante la afirmación del joven Kurt de que

                 22  Elementalwesen : seres elementales demoníacos que atacan a los héroes en la saga de los Edda.
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