Page 497 - El Misterio de Belicena Villca
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Durante esos tres años, aparte de la instrucción secundaria normal,
aprendí religiones, lenguas y costumbres del Asia y recibí intenso entrenamiento
en prácticas expedicionarias y de exploración. Montañismo, equitación y técnicas
de supervivencia, nos apartaban de las prácticas de deportes convencionales que
realizaban los demás cuerpos estudiantiles del NAPOLA.
Era “vox populi” entre los estudiantes del “Cuerpo Selectivo de Estudios
Orientales”, que se nos entrenaba para futuras misiones en el Asia, pero nadie
sabía dar noticias del carácter que tendrían aquellas.
En 1936, tercer año de estudios en una carrera que duraba cuatro, fui
seleccionado para recibir instrucción aérea y transferido a las Flieger H. J.
(Flieger Hitlerjugen) división de las juventudes Hitlerianas especializada en
vuelo de planeador. Sin embargo –éramos veinte en las mismas condiciones– se
nos instruyó en el manejo de aviones Messerschmitt y perfeccionó nuestra
deficiente práctica con armas ofensivas.
También recibimos por esa época un cursillo sobre “El Graal y el destino
de Alemania” dictado por el Coronel Otto Rahn, prestigioso erudito en Historia
de la Edad Media y autor en 1931 del libro “La Cruzada Contra el Graal”.
Llegó, por fin, el egreso del NAPOLA en 1937 y la consiguiente posibilidad
de encauzar una exitosa carrera profesional.
Las opciones que se ofrecían a los graduados iban desde hacer carrera en
el ejército o el partido, hasta la incorporación a la administración, la industria, o la
vida académica. Quienes seguían carreras no militares, cursaban la Universidad
y se doctoraban en Filosofía y Letras, en Leyes, o en Matemática y Ciencias
Exactas.
Gran parte de los graduados, aspiraban a incorporarse a la Waffen para
lo cual debían someterse a rigurosas pruebas de ingreso. Pero para el Cuerpo
Selectivo, este ingreso era automático, pues muy grande había sido el esfuerzo
que la patria depositara en nuestro entrenamiento. Y, además, éramos solamente
noventa egresados los que aspirábamos al grado de Ostenführer de la .
Se podría pensar que una gran alegría embargaba a todos, y eso era
cierto en lo que respecta a mis ochenta y nueve compañeros. Yo, en cambio,
sentía empañada mi felicidad por un extraño suceso que merece ser mencionado
en este relato, por las implicaciones posteriores que tuvo.
Al completar el plan de estudios la primera promoción del Cuerpo
Selectivo, –del cual Yo formaba parte– uno de nuestros Profesores, Ernst
Schaeffer, se abocó a la tarea de seleccionar un pequeño grupo para una
“operación especial”. Comenzó a circular entre nosotros, el rumor de que dicha
operación era en realidad una importante misión en el Asia, por lo que se produjo
un consecuente estado de excitación general. No había quien no anhelara
participar en la ultraconfidencial misión que, se decía, había sido encomendada
por el Reichführer Himmler en persona.
El Profesor Ernst Schaeffer dictaba cátedras de religiones orientales,
especialmente Budismo, Vedismo y Brahmanismo con singular erudición, pero no
era oficial de la sino de la Abwer, el Servicio Secreto del Almirante Canaris.
Por esta razón las conjeturas indicaban que la misión en el Asia sería una
operación de espionaje, quizás en India o Rusia.
Nuestro pequeño grupo de pilotos de la Flieger –H.J. no había sido incluido
en la selección por alguna razón que ignorábamos y, aunque la rígida disciplina
interna exigía absoluta obediencia y subordinación, Yo no creía faltar a ningún
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