Page 492 - El Misterio de Belicena Villca
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Yo había ignorado hasta hoy que hubiese otro Von Sübermann vivo con
                 dicha marca. Papá, con quien hablé finalmente sobre ello, me contó que según
                 una tradición familiar, un antepasado nuestro “demostró” a sus contemporáneos
                 mediante ciertas señales, “ser un elegido del Cielo”, en virtud de lo cual el Rey
                 Alberto II de Austria le otorgó el título de Barón en el siglo XV. A partir de esa
                 Epoca, se registraron los anales familiares, siendo todo lo anterior oscuro y
                 desconocido. En los siglos posteriores, la familia siempre se dedicó a la
                 producción de azúcar, como dice Belicena Villca en su carta, y se mantuvo atenta
                 a la aparición de descendientes con “aptitudes especiales”. De hecho, hubo
                 varios integrantes de la Estirpe que demostraron poseer dones sobrenaturales,
                 pero nadie logró resolver el enigma familiar. Solamente las últimas generaciones
                 de la rama egipcia, pudieron acercarse a la solución del misterio, al descubrir la
                 existencia de una marca o signo de aparición cíclica entre los miembros de la
                 familia a través de las edades. Pero salvo esta noticia, obtenida gracias a los
                 contactos realizados con ciertos ulemas, sabios del Islam, poco es lo que pudo
                 saberse con más precisión.
                        Para mi desesperación tío Kurt seguía acercándose a la puerta, con la
                 firme intención de marcharse.
                        –Te haré la segunda pregunta –dije–. ¿Has podido saber qué es el Signo?
                        Tío Kurt hizo un gesto de fastidio.
                        –¿Crees que una respuesta que Yo mismo busqué durante años puede
                 resumirse en dos palabras? Supongo que  tu pregunta apunta al Símbolo del
                 Origen, que es la causa metafísica de nuestro signo. Si es así, sólo te diré que
                 todo cuanto pude averiguar al respecto  es menos de lo que expone Belicena
                 Villca en su carta. Coincido plenamente con ella, y de acuerdo a lo que me fue
                 revelado en la Orden Negra  , que el Símbolo del Origen está ligado al Misterio
                 del encadenamiento espiritual.  El Símbolo del Origen, neffe,  es análogo a un
                 Marco Carismático: quien es abarcado  por dicho marco, consciente o no,
                 “orientado” o no hacia él, permanece inevitablemente encadenado a la
                 Materia; quien logra en cambio abarcar al marco, comprenderlo o
                 trascenderlo, logra liberarse del encadenamiento, “es libre en el Origen”. Y
                 quienes procuran mantener al Espíritu Eterno encadenado bajo tal marco, o
                 Símbolo del Origen, son los Maestros  de la Kâlachakra, la Fraternidad
                 Blanca de Chang Shambalá. Y quienes tratan de que el Espíritu trascienda
                 el Símbolo del Origen, tal vez comprendiendo a la Serpiente, son los
                 Iniciados de la Sabiduría Hiperbórea, los Dioses Liberadores de Agartha.
                        Esto es, en síntesis, lo que sé sobre el Símbolo del Origen. Ahora bien, si
                 tu pregunta se refiere al Signo como marca, te diré que aún sé menos, pues al
                 Signo sólo pueden reconocerlo quienes ya lo conocen.
                        Es básico neffe, para distinguir una cosa de otra, hay que conocerla
                 primero; el mismo principio vale para el Signo; sólo lo “ven” aquellos que tienen la
                 Verdad en su interior, pues sólo así es posible reconocer la Verdad exterior, por
                 eso tú y Yo no podemos ver el Signo aunque lo llevemos con nosotros, porque
                 aún nos falta llegar a la Verdad.
                        Escuchaba a tío Kurt desolado pues había abrigado la secreta esperanza
                 de que él sabría lo concerniente al Signo y que tal vez accedería a confiarme su
                 secreto, pero su respuesta negativa era simple y lógica: la revelación del Signo
                 debía ser interior.
                        Mi cara reflejaba el desaliento y esto hizo reír nuevamente a tío Kurt.

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