Page 509 - El Misterio de Belicena Villca
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ubicarnos para cenar, pero Yo no había quedado bien luego de la conversación
con el Führer y, a riesgo de ser ofensivo, decidí hablar francamente con ambos.
Capítulo XII
Es tan difícil reunirlos a los dos –dije–. La última vez que estuvimos juntos
fue hace cuatro años, al ingresar al NAPOLA. Quizás mañana o pasado partimos
a Egipto y no sé cuándo habrá otra oportunidad de compartir una conversación.
¿No podríamos retirarnos un momento?
Papá había empezado a pronunciar una protesta pero Rudolph lo
interrumpió.
–Tienes toda la razón Kurt. Vengan por aquí –señalaba una puerta– que
Yo también tengo que hablarles.
Un momento después estábamos instalados en el despacho de Rudolph
Hess quien, detrás de un inmenso escritorio ministerial de roble tallado, se
hamacaba en un mullido sillón. Me apresuré a iniciar la conversación.
–Ante todo –dije– deseo que alguno de Ustedes me aclare una cuestión en
la que todos parecen estar de acuerdo, inclusive el Führer como pude comprobar
hoy, pero de la cual sólo tengo oscuras referencias. Me refiero a una especie de
cualidad espiritual que Yo tendría, desconocida para la mayoría de la gente, pero
que algunas personas son capaces de distinguir. Puede ser el misterioso Signo
que mencionaban los árabes Ofitas que me raptaron cuando era niño en Egipto o
la “gran capacidad espiritual” de la cual habló antes el Führer. No sé qué es, pero
algunos parecen saberlo... y no gustarle, como por ejemplo al Profesor Ernst
Schaeffer –Rudolph Hess arqueó las cejas al oír el nombre del hombre de la
Abwer. A continuación les relaté la amarga experiencia vivida días atrás.
Percibí un brillo de ira en los oscuros ojos de mi padrino.
–¡La Abwer sólo ha producido traidores! Esto es algo que deberás tener
presente desde ahora, Kurt. Te diré un secreto que sólo conocen cuatro personas
en el Tercer Reich, incluidos el Führer y Yo; un secreto que se refiere a ti y a lo
que me acabas de contar: ¡no carece de razón el Profesor Schaeffer para
desconfiar de ti; de cierto, que él no podría estar seguro de llevar a cabo la
altwestenoperation si tú fueses incluido en ella! Pero tú estás vinculado
inevitablemente a esa expedición, quiéralo o no Schaeffer, e intuitivamente lo has
captado y te has acercado a él en un mal momento. No puedo revelarte ahora los
motivos de tal vinculación, pero quizás te los explique otra persona a quien pronto
conocerás, uno de los partícipes del secreto. Con seguridad, tú serás en el futuro
un representante personal del Reichführer Himmler, la cuarta persona en el
secreto, frente a Ernst Schaeffer. ¡Y él nada podrá hacer para evitarlo! Eran
nuestros planes pero, sugestivamente, te has adelantado a nosotros. ¡Nada que
no tenga arreglo!
Te preguntarás cómo es que el Führer o el Reichführer sabían de ti.
Aunque tú no lo hayas notado, todos estos años has sido objeto de intensa
vigilancia por parte mía y de otras personas que no conoces, pues el Tercer
Reich tiene preparado un camino para ti, apropiado a tus posibilidades, que te
permitirá servir a la patria como nadie lo ha hecho, a la vez que desarrollarás tus
facultades espirituales. ¡Pronto, muy pronto lo sabrás todo y nos comprenderás!
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