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162 JACQUES VALLEE PASAPORTE A MAGONIA 163
bargo, al llegar allí encontró rosas de Castilla, con «sus pétalos En los seis años que siguieron a este incidente, más de ocho
húmedos de rocío». Las cortó y, protegiéndolas del frío con su millones de indios recibieron el bautismo. En la actualidad, alre-
larga capa india —su tilma—, las llevó a la aparición. Ella arregló dedor de mil quinientas personas se postran ante la tilma de Juan
cuidadosamente las flores que él había amontonado en su capa, y Diego (perfectamente conservada y con los colores de la imagen
después le ató los extremos inferiores de la tilma detrás del cue- radiantes) todos los días del año.
llo, para que las rosas no cayesen al suelo. Por último, le dijo que El tío de Juan sanó de su dolencia. Mientras esperaba al sa-
únicamente mostrase al obispo la señal que éste había pedido, sin cerdote, tan débil que ni siquiera tenía fuerzas para tomar la
dejarla ver a nadie más. Ésta fue la última vez que Juan Diego medicina que su sobrino le había preparado, su habitación se llenó
vio a la aparición. de pronto de una luz suave. La figura luminosa de una joven apa-
En el obispado los sirvientes se burlaron del indio y de sus reció ante él. Le dijo que sanaría y le informó acerca de la mi-
visiones. Riéndose de él, «le daban empellones» y trataron de sión encomendada a Juan Diego. Y añadió: «Llámame a mí y a
quitarle las flores. Pero al observar que las rosas parecían disol- mi imagen Santa María de Guadalupe...», o esto es lo que él creyó
verse cuando tendían la mano hacia ellas, sintieron miedo y lo entender.
soltaron. Juan fue llevado de nuevo a presencia del obispo. Pero, ¿fue esto verdaderamente lo que dijo la aparición? Am-
pliando las investigaciones de Helen Behrens, Ethel Cook Eliot
Juan Diego alzó ambas manos y desató los extremos de la basta apunta que el fonema indio pronunciado por la aparición fue Telt-
tela que llevaba sujeta al cuello. Cayó el pliegue interior de la coatlaxopeuh, que podríamos transcribir fonéticamente como De-
tilma, y las flores que él consideraba la preciosa señal se despa- guatlahupee. Para unos oídos españoles, esto debió de sonar poco
rramaron por el suelo. ¡Ay, la delicada labor de la Virgen se había más o menos «De Guadalupe». Pero la aparición habló a Juan Die-
deshecho! go y a su tío en su mismo dialecto indio —recuérdese que incluso
Pero la confusión que esto produjo en Juan no fue nada parecía «una joven india»— y, por lo tanto, no tenía motivo para
comparada con la que sintió a continuación. Al ver las flores, emplear el nombre que se le atribuye en español. Teltcoatlaxopeuh
el obispo se levantó de su sillón y se arrodilló a los pies de Juan;
a los pocos momentos todas las demás personas que se hallaban significa «Serpiente de piedra pisada». Helen Behrens supone que
en la sala se postraron también de hinojos. con esta expresión la aparición anunciaba que venía a sustituir a
Quetzalcoatl, a quien los indios habían idolatrado bajo la forma
El obispo se arrodilló ante la tilma de Juan, pero, como ob- de la serpiente emplumada.
serva Ethel Cook Eliot, «son millones las personas que después se Esta impresionante historia contiene un magnífico simbolismo.
han arrodillado ante ella», pues se exhibe sobre el altar mayor de No sólo nos retrotrae, a través de la serpiente de piedra, a los mo-
la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Ciudad de Méxi- numentos mayas que hemos comentado al principio de esta obra,
co. La tilma está compuesta de dos piezas, tejidas con fibras de sino que en algunos de sus aspectos más importantes nos recuer-
magüey cosidas juntas, y mide 1,65 por 1,30 metros. En esta burda da a muchos de los cuentos de hadas a los que hemos pasado re-
tela, que tiene el color del paño sin blanquear, puede verse una vista: la música dulce y misteriosa que anuncia la proximidad del
linda figura de 1,42 m de altura. hada; las flores (también rosas en esta ocasión) que crecen en un
lugar imposible, y la señal dada al mensajero humano, que cam-
Rodeada por áureos rayos, que forman un halo luminoso a su bia de naturaleza al llevarla éste, como los carbones entregados a
alreredor, aparece bien delimitada y encantadora en todos sus las comadronas por los gnomos, y que luego se convertían en oro,
detalles de línea y color. La cabeza está ladeada en gesto gracio- los numerosos símbolos parecidos que se encuentran en innume-
so a la derecha, como si quisiera evitar la costura. Los ojos están rables cuentos,* y, finalmente, el simbolismo cósmico represen-
vueltos hacia el suelo, pero las pupilas son visibles, lo que le tado por la media Luna a los pies de la Virgen, como en estos
confiere una celestial impresión de amor y bondad. El manto
que le cubre la cabeza y cae hasta los pies es azul verdoso ri- versículos de la Revelación:
beteado del oro más puro, y está sembrado de estrellas doradas.
La túnica es de color de rosa, y muestra un dibujo a modo de * La verdad es que no podemos dejar de citar aquí lo que dice Hartland en su
encaje de flores doradas. A sus pies hay una luna creciente, y Ciencia de los cuentos de hadas: «Este don de un objeto aparentemente sin valor,
bajo ella aparecen la cabeza y los brazos de un querubín. que si se cumplen las condiciones Impuestas adquiere un valor Inestimable, es un
rasgo corriente en las transacciones de las hadas. Es una de las manifestaciones
más obvias de facultades sobrehumanas.» N. del A.