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164 JACQUES VALLEE PASAPORTE A MAGONIA 165
Y apareció en el cielo una señal grande, una mujer envuelta que lo hacen los OVNIS, con la diferencia de que nunca se vieron
en el Sol, con la Luna debajo de sus pies, y sobre la cabeza una naves aéreas volando en formación o ejecutando «ballets aéreos».
corona de doce estrellas.'
Por lo general, esta nave aérea volaba más bien con lentitud y ma-
yestáticamente —por supuesto, un objeto de este tipo no corría
el menor riesgo, en 1897, de ser perseguida—, excepto en unos po-
«MIRA, PERO NO TOQUES» cos casos de gran proximidad, en que se dice que partió «como
disparada». Otra diferencia con los OVNIS modernos reside en
Fue una pasmosa maravilla, un signo que también apareció en el hecho de que su prolongada trayectoria le llevó a menudo sobre
el cielo, la maravillosa nave aérea que sobrevoló los Estados Uni- grandes zonas urbanas. Omaha, Milwaukee, Chicago y otras ciu-
dos en la primavera de 1897. El redescubrimiento de la notable dades fueron visitadas por la misteriosa nave; cada vez se reunía
oleada de observaciones que originó nos ha proporcionado el víncu- un gran gentío para contemplarla. Por lo demás, la nave aérea se
lo que nos hacía falta para enlazar las apariciones de tiempos an- entregaba a todas las actividades típicas de los OVNIS: se inmo-
tiguos con las modernas historias de platillos volantes. vilizaba en el aire, lanzaba «sondas» —por ejemplo, el 10 de abril
En el mapa de Donald Hanlon que se reproduce en la parte de ese año en Newton (Iowa)—, cambiaba de rumbo bruscamen-
gráfica de este libro se han señalado todas las observaciones de te, o de altitud, yendo a gran velocidad, describía círculos, aterri-
la nave aérea, con un signo especial para indicar los aterrizajes. zaba y despegaba, y barría la campiña con poderosos reflectores.
Este mapa acaso nos dé una medida tanto del volumen de datos Los ocupantes de la nave aérea fueron objeto de descripcio-
que los estudiosos del folklore norteamericano habían desconocido nes tan heterogéneas como los de los OVNIS. Algunos informes
hasta ahora, como del ímprobo trabajo realizado durante los úl- parecen indicar que entre ellos había enanos, pero, que yo sepa,
timos cinco años por investigadores de la talla de Hanlon, Jerome ninguno de los testigos lo manifestó explícitamente. Alexander
Clark y Lucius Farish. El resultado de sus investigaciones es sor- Hamilton dice que eran los más extraños seres que había visto en
prendente. su vida, y que no sentía el menor deseo de volverlos a ver. No co-
En California, en noviembre de 1896, centenares de habitan- nozco ningún retrato detallado de los seres vistos por los testigos
tes de la región de San Francisco vieron un gran objeto alargado en el caso de Leroy. Eran «seres repugnantes»: dos hombres, una
y oscuro, provisto de potentes faros y capaz de volar contra el mujer y tres «niños» que hablaban en una jerigonza incompren-
viento. Entre enero y marzo de 1897, desapareció por completo. sible.
Y, de pronto, un número abrumador de observaciones de un ob- En cambio, todos los ocupantes que sostuvieron conversaciones
jeto idéntico empezaron a cosecharse en el Midwest. Ya nos he- con testigos humanos no podían distinguirse de la población norte-
mos referido anteriormente a la célebre observación de Alexander americana media de la época. Éste es, por ejemplo, el caso rela-
Hamilton. Éste describió un aparato provisto de turbinas y una tado por el capitán James Hooton (que la Arkansas Gazette pre-
cabina de cristal desde la que miraban unos seres de extraña senta como «el famoso maquinista de la Montaña de Hierro»):
catadura, descripción no muy diferente a la hecha por Barney
Hill. En marzo, un objeto de aspecto aún más extraño fue visto Había ido a Texarkana a recoger un tren especial, y sabien-
en
horas
ocho
esperar
de
a
diez
por Robert Hibbard, un agricultor que vivía a veinticinco kiló- do que tendría que cazar a Homan (Arkansas). Serían esa pobla-
ción,
a
decidí
irme
alrededor
metros al norte de Sioux City, en Iowa. Hibbard no sólo vio la de las tres de la tarde cuando llegué a ese lugar. La caza fue
nave aérea, sino que un ancla suspendida al extremo de una cuer- buena; sin darme cuenta, me pasó el tiempo, y eran más de las
da que pendía del misterioso aparato se enganchó en sus ropas seis cuando emprendí el camino de regreso a la estación del
y lo arrastró varios metros, antes de dejarlo caer de nuevo a ferrocarril. Mientras atravesaba la espesura, atrajo mi atención
tierra. un sonido familiar: era un ruido idéntico al que haría la bomba
La tarea de presentar de manera ordenada todas las observa- inyectora de aire de una locomotora.
ciones de ese período daría material para otro libro. Mi único Me dirigí inmediatamente al lugar de donde venía el ruido,
objeto aquí es el de pasar revista a las observaciones más deta- y allí, en un claro de cinco o seis acres de superficie, vi el objeto
lladas acerca del comportamiento en tierra de los ocupantes de que producía aquel sonido. Decir que me quedé asombrado sería
estaba
que
en
pre-
decir
comprendí
Inmediatamente
muy
poco.
la nave aérea. Pero en primer lugar, ¿cómo se comportaba la pro- sencia de la famosa nave aérea que tanta gente había visto so-
pia nave? Maniobraba de manera muy parecida a la que se dice brevolando el país.