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ros. En Francia, se portan como turistas racionales, cartesianos y Si fuese posible hacer hologramas tridimensionales provistos
amantes de la paz. El Buen Pueblo irlandés, si tenemos que creer de masa y proyectarlos a través del tiempo, yo diría que esto es
a sus portavoces, era una «raza aristocrática», organizada al es- lo que vio el testigo. Y con esta teoría podríamos explicar tam-
tilo de una orden religiosa y militar. Los pilotos de la nave aérea bién muchas apariciones: en numerosos casos de OVNIS y en al-
eran tipos muy individualistas, con los rasgos propios del granje- gunos milagros religiosos, los seres aparecieron como imágenes
ro norteamericano. tridimensionales cuyos pies no tocaban el suelo. Pero, ¿cómo se
Consideremos ahora el caso siguiente, que yo considero como explican las demás acciones físicas, como las descargas eléctricas?
el «aterrizaje perfecto». Sucedió el 23 de octubre de 1954 en un Al leer el relato del caso de aterrizaje libio, resulta tentador
lugar próximo a Trípoli, en Libia. Alrededor de las tres de la suponer que el testigo, en vez de presenciar por pura casualidad
madrugada, un agricultor italiano vio aterrizar un aparato volador las maniobras de unos visitantes interplanetarios, fue expuesto de-
a unas docenas de metros de donde él estaba. Su forma era la de liberadamente a una escena destinada a ser recordada por él y
un huevo tendido horizontalmente. La mitad superior del objeto transmitida a nosotros. De ahí las mascarillas antigás, los table-
era transparente y despedía una luz blanquísima; la parte inferior ros de instrumentos y el equipo de radio... en el que ni faltaban
parecía ser metálica. La parte delantera tenía dos ventanillas la- los hilos.
terales; la central, una escalerilla exterior. La parte posterior mos- Otro tanto puede decirse del siguiente caso italiano, que tuvo
traba dos ruedas dispuestas verticalmente, una encima de otra, lugar el 24 de abril de 1950 en un lugar próximo a Varese, llama-
y dos tubos cilindricos que asomaban. Mientras descendía, el apa- do Abbiate Guazzone:
rato hacía un ruido parecido al de un compresor «de los que se
emplean para hinchar neumáticos de automóvil». El testigo no
distinguió ninguna hélice. El fuselaje estaba rematado por dos A las diez de la noche, Bruno Facchini oyó y vio unas chispas
antenas, colocadas una detrás de otra, y llevaba una especie de que atribuyó a una tempestad, pero no tardó en percibir a dos-
tren de aterrizaje con seis ruedas (dos pares en la parte delan- cientos metros de su casa, una masa oscura suspendida entre
tera y un par en la trasera). La máquina tenía unos seis metros un poste y un árbol. Un hombre que llevaba vestiduras muy
de largo por tres de ancho. ajustadas y que cubría su cabeza con un casco parecía estar
efectuando reparaciones. Había otras tres figuras afanándose
Su interior se hallaba ocupado por seis hombres vestidos con alrededor del enorme aparato. Terminada esta tarea, se cerró
monos amarillentos y provistos de mascarillas antigás. Cuando una escotilla por la que había estado saliendo luz y el objeto
uno de ellos se quitó la mascarilla para soplar por una especie despegó. El testigo observó también los siguientes detalles: el
de tubo, su cara era la de un ser humano normal. objeto emitía un ruido parecido al de una gigantesca colmena, y,
aire
Cuando el testigo se acercó al objeto y puso la mano en la a su alrededor, el de pie parecía extrañamente a cálido. Dos de los
escalerilla;
suelo
junto
una
el
el
en
hombres
estaban
escalerilla para trepar por ella, recibió una fuerte sacudida eléc- tercero se encontraba sobre un ascensor telescópico, cuya base
trica que lo tiró al suelo. Uno de los ocupantes le advirtió, por tocaba el suelo, y sostenía algo junto a un grupo de tuberías:
gestos, que se alejase del aparato. Otro ocupante sacó un volan- era esto lo que producía las chispas vistas por Facchini. Los
te, tirando de él, y después volvió a dejarlo donde estaba. Luego, hombres medían aproximadamente 1,75 m. y vestían escafan-
pulsando un botón, hizo que una especie de media cubierta tapa- dras grises con un visor ovalado y transparente frente a la cara,
ra el volante. En el interior de la carlinga era visible una especie que quedaba oculta tras una máscara gris. De la porción delan-
de aparato de radio, en el que no faltaban ni los hilos ni el ope- tera de estas máscaras surgía un tubo flexible a nivel de la boca.
rador provisto de auriculares. Los seis pilotos se hallaban todos Llevaban también auriculares. Dentro del aparato podían verse
muy atareados ante sus tableros de instrumentos. varias botellas parecidas a las de oxigeno y numerosas esferas.
Cuando Facchini se ofreció para ayudarles, los hombres habla-
El incidente duró unos veinte minutos. Luego el objeto des- ron entre ellos emitiendo sonidos guturales, y uno tomó una es-
pegó en silencio y se elevó hasta unos cincuenta metros de altura, pecie de cámara que llevaba colgada al cuello y proyectó un
y a continuación partió hacia el Este a una velocidad vertiginosa. rayo de luz sobre Facchini, que salió despedido a varios metros.
Las huellas dejadas en la tierra blanda por las ruedas del tren Cuando trató de levantarse, una ráfaga de aire lo tiró de nuevo
de aterrizaje fueron fotografiadas. Son parecidas a las que deja- al suelo. Después dejaron de hacerle caso, mientras recogían el
rían unas cubiertas normales de caucho. Su longitud era sólo ascensor y lo metían en el interior del aparato, que acto segui-
de medio metro. do despegó.