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176   JACQUES  VALLEE   PASAPORTE  A  MAGONIA               177


 ros.  En  Francia,  se  portan  como  turistas  racionales,  cartesianos  y  Si  fuese  posible  hacer  hologramas  tridimensionales  provistos
 amantes  de  la  paz.  El  Buen  Pueblo  irlandés,  si  tenemos  que  creer  de  masa  y  proyectarlos  a  través  del  tiempo,  yo  diría  que  esto  es
 a  sus  portavoces,  era  una  «raza  aristocrática»,  organizada  al  es-  lo  que  vio  el  testigo.  Y  con  esta  teoría  podríamos  explicar  tam-
 tilo  de  una  orden  religiosa  y  militar.  Los  pilotos  de  la  nave  aérea  bién  muchas  apariciones:  en  numerosos  casos  de  OVNIS  y  en  al-
 eran  tipos  muy  individualistas,  con  los  rasgos  propios  del  granje-  gunos  milagros  religiosos,  los  seres  aparecieron  como  imágenes
 ro  norteamericano.  tridimensionales  cuyos  pies  no  tocaban  el  suelo.  Pero,  ¿cómo  se
 Consideremos  ahora  el  caso  siguiente,  que  yo  considero  como  explican  las  demás  acciones  físicas,  como  las  descargas  eléctricas?
 el  «aterrizaje  perfecto».  Sucedió  el  23  de  octubre  de  1954  en  un  Al  leer  el  relato  del  caso  de  aterrizaje  libio,  resulta  tentador
 lugar  próximo  a  Trípoli,  en  Libia.  Alrededor  de  las  tres  de  la  suponer  que  el  testigo,  en  vez  de  presenciar  por  pura  casualidad
 madrugada,  un  agricultor  italiano  vio  aterrizar  un  aparato  volador  las  maniobras  de unos  visitantes  interplanetarios,  fue  expuesto  de-
 a  unas  docenas  de  metros  de  donde  él  estaba.  Su  forma  era  la  de  liberadamente  a  una  escena  destinada  a  ser  recordada  por  él  y
 un  huevo  tendido  horizontalmente.  La  mitad  superior  del  objeto  transmitida  a  nosotros.  De  ahí  las  mascarillas  antigás,  los  table-
 era  transparente  y  despedía  una  luz  blanquísima;  la  parte  inferior  ros  de  instrumentos  y  el  equipo  de  radio...  en  el  que  ni  faltaban
 parecía  ser  metálica.  La  parte  delantera  tenía  dos  ventanillas  la-  los  hilos.
 terales;  la central, una  escalerilla  exterior.  La parte posterior  mos-  Otro  tanto  puede  decirse  del  siguiente  caso  italiano,  que  tuvo
 traba  dos  ruedas  dispuestas  verticalmente,  una  encima  de  otra,  lugar  el  24  de  abril  de  1950  en un  lugar  próximo  a Varese, llama-
 y  dos  tubos  cilindricos  que  asomaban.  Mientras  descendía,  el  apa-  do  Abbiate  Guazzone:
 rato  hacía  un  ruido  parecido  al  de  un  compresor  «de  los  que  se
 emplean  para  hinchar  neumáticos  de  automóvil».  El  testigo  no
 distinguió  ninguna  hélice.  El  fuselaje  estaba  rematado  por  dos  A las  diez de la noche, Bruno Facchini  oyó y vio unas  chispas
 antenas,  colocadas  una  detrás  de  otra,  y  llevaba  una  especie  de  que  atribuyó  a  una  tempestad,  pero  no  tardó  en  percibir  a  dos-
 tren  de  aterrizaje  con  seis  ruedas  (dos  pares  en  la  parte  delan-  cientos  metros  de  su  casa,  una  masa  oscura  suspendida  entre
 tera  y  un  par  en  la  trasera).  La  máquina  tenía  unos  seis  metros  un  poste  y  un  árbol.  Un  hombre  que  llevaba  vestiduras  muy
 de  largo  por  tres  de  ancho.  ajustadas  y  que  cubría  su  cabeza  con  un  casco  parecía  estar
         efectuando  reparaciones.  Había  otras  tres  figuras  afanándose
 Su  interior  se  hallaba  ocupado  por  seis  hombres  vestidos  con  alrededor  del  enorme  aparato.  Terminada  esta  tarea,  se  cerró
 monos  amarillentos  y  provistos  de  mascarillas  antigás.  Cuando  una  escotilla  por  la  que  había  estado  saliendo  luz  y  el  objeto
 uno  de  ellos  se  quitó  la  mascarilla  para  soplar  por  una  especie  despegó.  El  testigo  observó  también  los  siguientes  detalles:  el
 de  tubo,  su  cara  era  la  de  un  ser  humano  normal.  objeto  emitía  un  ruido  parecido  al  de una  gigantesca  colmena, y,
                          aire
 Cuando  el  testigo  se  acercó  al  objeto  y  puso  la  mano  en  la  a  su  alrededor,  el de  pie parecía  extrañamente a  cálido.  Dos  de  los
                                                     escalerilla;
                                     suelo
                                          junto
                                                 una
                                  el
                                                               el
                               en
         hombres
                  estaban
 escalerilla  para  trepar  por  ella,  recibió  una  fuerte  sacudida  eléc-  tercero  se  encontraba  sobre  un  ascensor  telescópico,  cuya  base
 trica  que  lo  tiró  al  suelo.  Uno  de  los  ocupantes  le  advirtió,  por  tocaba  el  suelo,  y  sostenía  algo  junto  a  un  grupo  de  tuberías:
 gestos,  que  se  alejase  del  aparato.  Otro  ocupante  sacó  un  volan-  era  esto  lo  que  producía  las  chispas  vistas  por  Facchini.  Los
 te,  tirando  de  él,  y  después  volvió  a  dejarlo  donde  estaba.  Luego,  hombres  medían  aproximadamente  1,75  m.  y  vestían  escafan-
 pulsando  un  botón,  hizo  que  una  especie  de  media  cubierta  tapa-  dras  grises  con  un  visor  ovalado  y  transparente  frente  a  la  cara,
 ra  el  volante.  En  el  interior  de  la  carlinga  era  visible  una  especie  que  quedaba  oculta  tras  una  máscara  gris.  De  la  porción  delan-
 de  aparato  de  radio,  en  el  que  no  faltaban  ni  los  hilos  ni  el  ope-  tera  de estas máscaras  surgía un tubo flexible a  nivel  de  la boca.
 rador  provisto  de  auriculares.  Los  seis  pilotos  se  hallaban  todos  Llevaban  también  auriculares.  Dentro  del  aparato  podían  verse
 muy  atareados  ante  sus  tableros  de  instrumentos.  varias  botellas  parecidas  a  las  de  oxigeno  y  numerosas  esferas.
         Cuando  Facchini  se  ofreció  para  ayudarles,  los  hombres  habla-
 El  incidente  duró  unos  veinte  minutos.  Luego  el  objeto  des-  ron  entre  ellos  emitiendo  sonidos  guturales,  y uno  tomó  una  es-
 pegó  en  silencio  y  se  elevó  hasta  unos  cincuenta  metros  de  altura,  pecie  de  cámara  que  llevaba  colgada  al  cuello  y  proyectó  un
 y  a  continuación  partió  hacia  el  Este  a  una  velocidad  vertiginosa.  rayo  de  luz  sobre  Facchini,  que  salió  despedido  a varios  metros.
 Las  huellas  dejadas  en  la  tierra  blanda  por  las  ruedas  del  tren  Cuando  trató  de  levantarse,  una  ráfaga  de  aire  lo  tiró  de  nuevo
 de  aterrizaje  fueron  fotografiadas.  Son  parecidas  a  las  que  deja-  al  suelo.  Después  dejaron  de  hacerle  caso,  mientras  recogían  el
 rían  unas  cubiertas  normales  de  caucho.  Su  longitud  era  sólo  ascensor  y  lo  metían  en  el  interior  del  aparato,  que  acto  segui-
 de  medio  metro.  do  despegó.
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