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último, el individuo más próximo al testigo aseguró una especie su obra recoge la historia de Pat Feeny, un irlandés del que sólo
de cinturón a un gancho que llevaba en su traje y cerró tan per- sabemos que «llevaba una vida muy desahogada antes de la época
fectamente la escotilla que a Simonton le costó trabajo distinguir mala», frase que sin duda se refiere al hambre de 1846-1847. Un
su contorno. Entonces el objeto se elevó a unos seis metros de día se presentó en su casa una mujercita, que le pidió un poco
altura antes de salir disparado como una flecha hacia el Sur, de harina de avena.
ocasionando una ráfaga de aire que hizo inclinarse a algunos pinos
de
que
poca,
próximos. por Paddy tenía tan darle algunas sintió vergüenza como ofrecérsela,
prefirió
quería
lo
que
ella
pero
patatas,
El testigo recuerda que el borde del disco mostraba una es- harina de avena terminó por darle toda la que poseía. Ella le
pecie de tubos de escape de quince a diecisiete centímetros de dijo que la pusiese otra vez en el cazo, que ya volvería a por
diámetro. La puerta medía casi dos metros de altura por unos ella. Él así lo hizo, y a la mañana siguiente el cazo se hallaba
setenta centímetros de ancho, y aunque el objeto fue descrito colmado de harina. La mujer pertenecía al Pueblo.
siempre como un platillo o un disco, en realidad era como dos
bolos encarados. Es una lástima que Paddy no guardase esta valiosa muestra
Los dos ayudantes enviados por el sheriff Schroeder al lugar para ofrecerla al Departamento de Sanidad, Educación y Bienes-
del hecho, no consiguieron encontrar ninguna prueba que corro- tar Público (Laboratorio de Alimentación y Medicina) de los Es-
borase la historia de Simonton, al que ellos conocían hacía ca- tados Unidos. Tal vez este organismo hubiera podido explicar el
torce años. El sheriff afirmó que evidentemente el testigo creía milagro de la multiplicación de la harina de avena, junto con
en la verdad de lo que había relatado, y hablaba con gran sensa- otras peculiares propiedades de los alimentos de las hadas, pues
tez del incidente. en Irlanda es bien sabido que al que se lo llevan las hadas debe
abstenerse de probar los alimentos que éstas le ofrezcan en su pa-
lacio. Si tal hiciere, jamás regresará y se convertirá en un miem-
bro más del Pueblo.
ALIMENTOS DEL PAÍS DE LAS HADAS
Resulta interesante el hecho de que el análisis realizado para
el Ministerio del Aire no señale la presencia de sal en las tortas
El caso de Eagle River aún está calificado como insoluble. El que fueron ofrecidas a Simonton. Un irlandés muy conocedor de
Ministerio del Aire cree que Joe Simonton, que, como hemos di- las costumbres del Pueblo dijo a Wentz que «ellos nunca prue-
cho, vivía solo, se puso súbitamente a soñar despierto e insertó ban nada que tenga sal, sino que únicamente comen carne fresca
su sueño en su medio ambiente natural, del que se hallaba per- y beben agua pura». Agua pura es lo que los «extraterrestres»
fectamente consciente. Tengo entendido que varios psicólogos de pidieron a Simonton.
Dayton (Ohio), sede a la sazón del Proyecto Bluebook, se dan por
muy satisfechos con esta explicación, que también aceptan los La cuestión del alimento es uno de los puntos más frecuente-
más serios de entre los ufólogos aficionados. Por desgracia, la mente tratados en el legendario céltico tradicional, al lado de los
ufología, * como la psicología, se ha convertido en una disciplina relatos muy bien documentados de niños raptados por los elfos
tan especializada, que sus respectivos expertos no tienen tiempo y de los animales terrestres que ellos cazan y se llevan. Pero an-
para formarse una cultura general. Se hallan tan atareados racio- tes de que estudiemos este abundante material, conviene que de-
nalizando los sueños ajenos, que han llegado a perder la facultad mos algunos datos más sobre la misteriosa gentecilla que los ir-
de soñar y el gusto por los cuentos de hadas. Si los leyesen, tal landeses llaman el Pueblo, y los escoceses, el Buen Pueblo o la
vez mirarían con una mayor atención a Joe Simonton y sus tor- Buena Gente (Sleagh Maith):
tas. Así se enterarían de la existencia del Pueblo y los alimentos
del País de las Hadas. El Pueblo es una raza apuesta y numerosa que vive en el mar
y las montañas, y sus miembros son muy buenos vecinos. Los
Un norteamericano llamado Wentz, autor de una tesis sobre malos no pertenecen al Pueblo; son los ángeles caídos y viven
las tradiciones célticas en Bretaña, dedicó, en 1909, mucho tiem- en los bosques y el mar.
po a recopilar consejos populares sobre seres sobrenaturales, sus
costumbres, sus contactos con los hombres, y sus alimentos. 1 En dice uno de los informantes de Wentz.
Patrick Water describe así a un «hado»;
* De U F O , Unidentified flying objects, objetos volantes no Identificados.