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dos seres manifestaron hallarse muy interesados por los abonos y vertical. Por su forma, el extraño aparato parecía estar compues-
su empleo. Declararon que ellos cultivaban alimentos en Marte, to por dos conos unidos por sus bases. A través de una abertura
pero que los cambios experimentados por el medio ambiente les practicada en el cono inferior, distinguió dos pequeños asientos.
planteaban unos problemas que ellos confiaban en resolver obte- El objeto parecía metálico. No se parecía a nada que la testigo
niendo información sobre nuestras técnicas agrícolas. Sus pregun- hubiese visto con anterioridad.
tas eran bastante infantiles, y demostraban un gran desconoci- De detrás del objeto aparecieron entonces dos seres. Su es-
miento de la agricultura. Cada uno de ellos llevaba una bandeja tatura era aproximadamente de un metro. Parecían estar con-
llena de tierra. tentos. Sonreían, mostrando unos dientes blancos y menuditos.
—Cuando hablaban del espacio o de su nave, me costaba mu- Vestían monos grises y se tocaban con cascos de cuero rojizo,
cho entender su explicación. Dijeron que sólo podían venir a este parecidos a los que emplean los conductores militares. Parecían
planeta cada dos años y que actualmente sólo visitan el hemis- tener una «convexidad» en el centro de la frente. Hablando en
ferio occidental —refirió Wilcox. un idioma incomprensible, ambos se acercaron a la señora y uno
Le explicaron que sólo aterrizaban durante las horas diurnas, de ellos le arrebató el jarro de flores.
«porque su nave era menos visible a la luz del día», y manifesta- La señora Lotti-Dainelli trató entonces de recuperar lo que le
ron su sorpresa porque Wilcox hubiese visto su aparato. También pertenecía, pero los dos seres regresaron a su aparato sin ha-
le dieron algunas precisiones sobre los viajes espaciales. Di- cerle caso. La testigo se puso a gritar y huyó corriendo. Pero no
jeron que nuestros astronautas no conseguirán sus objetivos, por- tardó en volver al sitio acompañada de otros testigos, entre los
que sus cuerpos no podrán adaptarse a las condiciones que im- que había varios carabinieri. Demasiado tarde. No había ni rastro
peran en el espacio. Para terminar, pidieron a su interlocutor del objeto. Pero, según parece, otras personas vieron al aparato
una bolsa de abono, pero cuando Gary Wilcox fue en busca de en vuelo, que dejó tras sí una estela roja y azul.
ella, el aparato despegó, desapareciendo de su vista en pocos se- Estas historias no pasarían de ser «sorprendentes» si no fuese
gundos. El testigo, sin embargo, dejó una bolsa con abono nitro- por una característica constante que los folkloristas conocen muy
genado en aquel mismo lugar; al día siguiente, la bolsa había bien: es ésta la de que en cierto tipo de leyendas que aluden a
desaparecido . seres sobrenaturales, los mismos vienen a nuestro mundo para
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Una lista, aunque fuese incompleta, de casos parecidos a éste robarnos sus productos, nuestros animales e incluso —como vere-
no tardaría en hacerse tediosa. En la mayoría de los aterrizajes mos en un capítulo posterior— para secuestrar a seres humanos.
en Sudamérica, los testigos han declarado que los humanoides Mas, por el momento, limitémonos a estudiar esta extraña «reco-
recogieron muestras de tierra, plantas y hasta piedras. Esta con- gida de muestras» efectuada por estos seres, y sus peticiones de
ducta parece ex profeso para hacernos creer en el origen interpla- productos terrestres.
netario de estos extraños seres y sus naves. La verdad es que En una leyenda algonquina que reúne todas las característi-
este tipo de incidentes han influido grandemente en los investiga- cas de la mejor historia platillista, un cazador ve bajar del cielo
dores, haciéndoles llegar «independientemente» a la conclusión de una cesta. La maravillosa cesta contiene a doce doncellas de
que los OVNIS son sondas espaciales enviadas por una civilización una belleza arrebatadora. El cazador trata de aproximarse a ellas,
extraterrestre. pero las celestiales criaturas se apresuran a entrar de nuevo en la
El 1 de noviembre de 1954, día de Todos los Santos, la se- «cesta», que asciende rápidamente hasta perderse de vista. Pero
ñora Rosa Lotti-Dainelli, de cuarenta años de edad, se dirigía al el astuto cazador, al observar otro día el descenso del extraño
cementerio de Poggio d'Ambra (Bucine), localidad próxima a la objeto, se vale de una estratagema para acercarse a él y consigue
ciudad italiana de Arezzo. La devota señora llevaba consigo un capturar a una de las doncellas, con la que se casa y de la que
jarro con flores. Es posible que su espíritu, en fecha tan señalada tiene un hijo. Mas, por desgracia, su esposa se muestra inconso-
para el orbe católico, se hallase muy lejos de cualquier fantasía lable por la pérdida de sus hermanas, que se alejaron a bordo del
extraterrestre; sin embargo, lo que le sucedió en el minuto si- vehículo celeste. Así es que un día se construyó una cestita, y,
guiente acaso constituya el más extraño de todos los incidentes según refiere Hartland,
que se registraron durante la oleada de 1954.
Cuando la señora Lotti-Dainelli pasó junto a una pradera, vio
en ella una máquina en forma de torpedo colocada en posición