Page 21 - Mitos de los 6 millones
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represalia por el trato dado por el gobierno alemán a los judíos alemanes. Por otra parte, el
                        «Congreso Judeo-Americano» votó, por unanimidad, el boycot comercial contra Alemania
                        e Italia (a pesar de que ésta última no había tomado medidas especiales contra los judíos).
                              Ya desde principios de 1938 había arreciado la campaña antialemána en Francia. El
                        hebreo Louis Louis-Dreyfus, el «rey del trigo», financiaba con generosidad los periódicos
                        belicistas franceses. Incluso varias publicaciones partidarias de un entendimiento con
                        Alemania cambiaron súbitamente de parecer, al sufrir las presiones a que puede someterse a
                        una prensa que se supone «libre». El semanario «Le Porc Epic» acusaba, por su parte, a la
                        entidad «Union et Sauvegarde Israélite», a nombre de la cual se reunían sumas importantes
                        que luego se destinaban a «acondicionar» debidamente a la prensa, haciendole adoptar una
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                        línea no ya tan sólo anti-alemana, sino belicista.
                              Un periodista judío, Emmanuel Berl, publicaba una revista, «Pavés de Paris», en la
                        cual denunciaba la existencia de un «Sindicato de la Guerra».
                              Citaba nombres y cifras. Decía sin rodeos que el israelita Robert Bollack, director
                        de la Agencia Económica y Financiera y de la Agencia de noticias Fournier, había recibido
                        varios millones de dólares, enviados por prominentes correligionarios suyos desde América,
                        para «regar» a la prensa francesa, en el sentido de crear el clima necesario para una ruptura
                        de hostilidades con Alemania. Y afirmaba: «La acción de la Alta Finanza en el
                        empeoramiento de las relaciones diplomáticas es demasiado evidente para que pueda ser
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                        disimulada».
                              El propio Charles Maurras, que si no amaba ciertamente a los judíos, era un
                        empedernido germanofóbo, precisaba que los fondos de Nueva York para el «Sindicato .de
                        la Guerra» en Francia los había traido el financiero Pierre David-Weill, de la Banca Lazard.
                        Precisaba que tales fondos eran distribuidos por Raymond Philippe, antiguo director de la
                        mencionada banca y por Robert Bollack. Maurras hablaba de tres millones de dólares y
                        acusaba formalmente a las diversas ramas de la familia Rothschild de participar en el
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                        movimiento.
                              La prensa francesa no era sólo «regada» con dineroprocedente de la Judería
                        Americana. Está demostrado que también desde Praga afluían fondos para ella con objeto de
                        «animarla» en su actitud anti-alemana.Checoeslovaquia, artificial Estado inventado en
                        Versalles, contenía en su seno una importante comunidadindía; su importancia no radicaba
                        sólo en su número sino, especial-mete, en su preponderancia en los puestos clave de la
                        Finanza y la Administración de aquel país. El ambajador checo en París, Doctor Osuky,
                        entregaba personalmente fondos a los siete principales diarios de París y a dos de
                        provincias. El gobierno checo incluso financió directamente, y de forma total, desde su
                        creación, al periódico «Le Monde Slave», que dirigía el judío Louis Eisenmann y costaba
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                        150.000 francos anuales.
                              Es innegable, y ha sido admitido por numerosos autores y políticos judíos, que el
                        Judaísmo Internacional, o, como mínimo, la totalidad de entidades judías diseminadas por
                        todo el mundo, hicieron cuanto estuvo en su mano para provocar una guerra mundial contra
                        Alemania. El «Congreso Mundial Judío» que se adhirió al boycot económico antialemán en
                        Marzo de 1937, decían representar, juntos, a siete millones de israelitas esparcidos en
                        treinta y tres países. Sólo mencionamos a estas dos entidades como más representativas,
                        aún cuando existieran docenas de otras asociaciones judías que organizaron boycots contra
                        Alemania o participaron en los mismos.
                              Los judíos más eminentes y representativos afirmaron a posteriori, y en plena
                        guerra, que ellos la habían declarado antes que nadie. Así, por ejemplo, Chaim Weizmann,

                        1   «Le Porc Epic», 3-12-1938.
                        2   «Pavés de Paris», 3-2.1939.
                        3   Henry Coston: «Les Financiers qui mènent le monde».
                        4   J. A. Leriche in «Charivari», Paris, Agosto 1963.

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