Page 24 - Mitos de los 6 millones
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judío, por serlo su madre, Agnes Stein, de una familia de banqueros de la City. En cambio,
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                        según la Halacha (la ley judía) es judío por haberlo sido su madre...
                              En cuanto a Anthony Eden, que había sido Ministro de Asuntos Exteriores y
                        volvería a serlo, llegando incluso a Primer Ministro, fué toda su vida un amigo y protegido
                        del multimillonario judío y sionista Sir Phillip Sassoon (que, por cierto, en el momento de
                        la declaración de guerra al III Reich formaba parte del Gobierno como Secretario de Obras
                        Públicas). Eden incluso celebraba sus reuniones políticas en el despacho de Sassoon en la
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                        Cámara de los Comunes.  El abuelo materno de Eden era un hebreo polaco apellidado
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                              En el momento de estallar la guerra, 181 de los 415 diputados de la Cámara de los
                        Comunes eran directores, accionistas notorios o administradores de sociedades comerciales o
                        financieras. Estos 181 padres de la Patria ocupaban en total 775 lugares de los miembros de
                        los consejos de administración y de dirección en los 700 bancos, grandes empresas
                        industriales, navieras, compañías de seguros y empresas exportadoras más importantes del
                        imperio británico. Al menos las tres cuartas partes de tales empresas eran judías.
                              El predominio de los judíos o de políticos relacionados con el Judaísmo era, en
                        Francia, tanto o más notorio que en Inglaterra. El cabeza de fila del poderoso clan belicista
                        francés era Georges Mandel, cuyo verdadero nombre era Jeroboam Rothschild. La Gran
                        Prensa Mundial, influenciada cuando no abyectamente dependiente dé fuerzas políticas
                        infeudadas al Judaísmo, que denigraba sistemáticamente a Alemania, guardó distraído
                        silencio cuando, el 4 de Febrero de 1936, Wilhelm Gustloff, jefe del grupo
                        nacionalsocialista de alemanes residentes en Suiza fué asesinado por el hebreo Frankfurter.
                        Sólo dos de los dieciseis diarios parisinos dieron la noticia, y aún omitiendo mencionar la
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                        extracción racial del autor del asesinato.  El 7 de Noviembre de 1938, un incidente
                        inesperado y banal – según la prensa francesa – , o una auténtica provocación – según la
                        prensa alemana –, motivó (o sirvió de pretexto a una violenta reacción alemana. El
                        agregado consular alemán en París, Von Rath, fué asesinado por un joven hebreo, emigrado
                        de Alemania, llamado Herschel Grynzspan. Algunos de los líderes más exaltados de las
                        unidades de combate del Partido Nacionalsocialista organizaron, la noche del 8 al 9 de
                        noviembre, una verdadera orgia de antisemitismo, que sería conocida con el nombre de
                        «Kristallnacht» (la noche de cristal): escaparates de tiendas judías apedreados, quema de
                        numerosas sinagogas e innumerables casos de malos tratos de palabra y obra.
                        Afortunadamente no se registraron decesos. Inmediatamente se organizaron manifestaciones
                        antialemanas en las democracias occidentales y en la URSS. No obstante, no era la primera
                        vez en la Historia que el asesinato de altos funcionarios a manos de un extranjero provocaba
                        enérgicas represalias contra los compatriotas del asesino. Podemos mencionar como
                        ejemplo, los abusos cometidos contra los italianos de Lyon y Marsella, después de que un
                        italiano, Casserio, asesinara al Presidente Carnot en 1905. En Lyon y Marsella hubo
                        muertos; no los hubo en la «Kristallnacht», pero la reacción internacional contra Alemania
                        fue de una inusitada violencia y el Presidente Roosevelt, que retiró a su embajador en Berlin
                        declaró que «apenas podía creer que tales cosas sucedieran en pleno siglo XX». La Segunda
                        Guerra Mundial estalló por la concatenación de una serie de factores, siendo el factor judío,
                        o más exactamente, el Judaismo, y en especial su rama Sionista, uno de los principales.
                        También se ha dicho por numerosos autores, y personalmente creemos haberlo
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                        demostrado,   que la Alta Finanza Internacional fue factor principalísimo y ciertamente
                        1  «South African Observer», Agosto, 1977.
                        2   «News Rewiew», 21 -VII- 1938.
                        3  Idéntica actitud adoptaría la Gran Prensa en ocasión de los asesinatos de los líderes nacionalistas
                        ucranianos Petliura y Konovaletz. Ni un sólo periódico mencionó que los asesinos, Schwartzbart y
                        Wallach, eran judíos. Petliura y Konovaletz eran pro-alemanes. (N. del A.).
                        4   J. Bochaca: «La Historia de los Vencidos» y, especialmente, «El Enigma Capitalista» y «La Finanza y el
                        Poder». Ediciones Bau. (N. del A.).

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