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174 Antoni Gonzalo Carbó | El Azufre Rojo VIII (2020), 153-199. | ISSN: 2341-1368
modo, mostrando así su impotencia para poder conocer el único objeto de conocimiento. El
discurso descriptivo, el contenido mismo de las visiones, no proviene sino de la debilidad de
la comprensión y del conocimiento. Pero se trata de un desconocimiento elevado al rango de
conocimiento cuando el místico llega a nombrar y a entender esta impotencia en forma de
relato paradójico.
Las rosas rojas, tienen tras de sí una larga historia como símbolos del esplendor divino, de
las cualidades divinas. Las visiones rūzbihānianas de las zarzas, las rosas rojas y blancas son
formas coalescentes de la divinidad. El color rojo sería un color apreciado por el Profeta. Al-
Barā (s. VII) habría dicho: «He visto al Profeta vestido con una túnica roja tan bella como
nunca he visto.» .
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La temática de las f ores en la obra de los maestros del suf smo iranio del período clásico,
desde Aḥmad Ġazālī hasta Maḥmūd Šabistarī, pasando por Rūzbihān y Rūmī, comprende
dos tratados principales : por una parte valoriza el sentimiento profundo de la gracia y de
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la elección especiales de los santos iluminados por el amor divino, su preciosa rosa mística.
Por otra parte las f ores nobles –rosa, jazmín, tulipán, etc.– son signos elocuentes del viaje del
corazón dirigiéndose al encuentro del Amado, que jalonan la vía de la unio mystica. El Maṯnawī
de Rūmī es la historia del «ruiseñor separado de la rosa» (1:1802). Heredero experto de la
tradición sufí primitiva, Rūzbihān renueva con su sensibilidad propia este culto sagrado de
la belleza y del arrobamiento del amor del cual testimonian ya algunos sufíes «malāmatíes»
de tendencia extática, como Bisṭāmī, Miṣrī, Ḥallāǧ, Abū l-Ḥusayn al-Nūrī, Šiblī.
Como es sabido, la rosa (ár. ward, per. gul) es un símbolo con una extensa tradición en la
literatura persa, considerada la f or (ár. zahra) por excelencia. La palabra gul signif ca f or y
también rosa. La rosa es un importante símbolo de la tradición judeo-cristiana que prolonga
la exégesis musulmana, tipif cando a la vez la dilatación de las almas en la gracia divina y su
plena iluminación por el descubrimiento de la divinidad, cuando ella inviste a los adeptos
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de la santidad. Se trata de un motivo bíblico central : la imagen mística de la rosa o el lirio
(heb. baṣelet)58 que por su connotación específ ca –la supremacía del amor– anuncia el reino
55 Muḥammad ibn Ismā‘īl al-Buḫārī, Les traditions islamiques, trad. del ár., nn. e índice por O. Houdas,
4 vols., París: Ernest Leroux, 1914 [1903-1904], t. IV, p. 3.
56 Sobre el simbolismo de las f ores y de la Rosa adánica en la obra de Rūzbihān, véase S. Ruspoli,
Le traité de l’Esprit saint, o.c., estudio preliminar, VII, pp. 85-123.
57 Véanse los famosos versos del Cantar de los cantares exaltando el esplendor de la rosa (lirio) como
atributo femenino del amor divino: «Como lirio entre los cardos, es mi amada entre las doncellas» (2:2).
58 Para el problema de traducción de la palabra hebrea baṣelet, traducido generalmente por «rosa»,
y a veces por «lirio» (correspondiente más bien al hebreo šošanah), véase A.; Ch. Bloch, The Song of
Songs: a new translation with an introduction and commentary, Nueva York: Random House, 1995. p. 148 del