Page 172 - AZUFRE ROJO
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«Entraremos en tu tumba con este aspecto». La visión roja del ángel: rūzbihān baqlī, rilke, paradžanov  171





               la herida por excelencia es, sobre todo en el plano simbólico, la que golpea el corazón: «De
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               nuevo, mi corazón ha tenido un sueño, / y la sangre de mi corazón ha corrido por el suelo.»
               Este sangrar del corazón sigue un derrotero que se ha descrito muchas veces y que ya es bien
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               conocido: Dios se aparece cada vez más deseable a aquel que lo escoge . El deseo que se
               tiene de Él se vuelve tan vehemente y doloroso que se llega a las heridas por compasión, no
               sólo del alma, sino también de la carne. El corazón herido y sangrante del cristiano no puede
               ser otra cosa que la imagen del corazón de Jesús que «tanto ha amado a los hombres». Re-
               sponde a su amor. Lo anticipa. Así se impone lentamente a las conciencias cristianas el culto
               del Sagrado Corazón.

               En la f losofía neoplatónica de Šihāb al-Dīn Yaḥyā Suhrawardī (m. 587/1191), el «maestro
               de la iluminación», ša   al i rāq, en concreto en su relato en persa titulado   ql i sur  (El  n-
               telecto [= Ángel] de p rpura), la luz p rpura es el color del Ángel Gabriel o Espíritu santo, «Ángel
               de la humanidad» (rabb al naū  al insānī), Décima Inteligencia en el orden de las jerarquías
               angélicas, Ángel del conocimiento y de la revelación para los humanos, la Inteligencia agente
               de los f lósofos: «Observando el color rojo cuyo esplendor enrojecía su rostro y su cabellera,
               pensé que estaba en presencia de un adolescente.»  La alusión al color rojo púrpura (sur )
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               se ref ere al color del alba y del crepúsculo, mezcla de la luz y la noche, del blanco y el ne-
               gro, simbolizado por las «dos alas» de Gabriel, una luminosa y otra entenebrecida. Según
               el relato de Suhrawardī, en el origen del Creador (el protoktistos, el Primer-Creado), se halla
               el misterio del color rojo púrpura que reviste su aparición: la de un ser de pura Luz cuya
               tiniebla del mundo creatural atenúa el resplandor en el púrpura del crepúsculo. En su signif -
               cación suprasensible y función simbólica, cuando un ser está cerca de la fuente del ser, tiende
               hacia el blanco; cuando está cerca del nivel de la g nesis, tiende hacia el negro. Así pues, en la
               sabiduría iluminativa de Suhrawardī, el color rojo, como transmutación del alma, es el hori-
               zonte intermedio (de «un efecto rojizo») entre el negro del «pozo oscuro» de este mundo y el
               blanco del cielo de los seres de Luz. En este relato los  uqūl o Intelectos son designados como


               symbolique de lāle dans la poésie mystique turco-iranienne»,  ournal asiatique 255 (1967): 341-60, p.
               350.
               46 D 340.
               47 J.-P. Roux, La sangre.  itos, s mbolos   realidades, Barcelona: Península, 1990, p. 294.
               48   . L  rchange empourpr .  uinze trait s et r cits m stiques de  ohravard , trad. del per. y del ár., pres. y nn.
               de H. Corbin, París: Fayard, 1976, p. 202.
               49  b., p. 196. En el Oriente Próximo, como en la Biblia (c . Ester 8:15), el color púrpura (argāmān)
               se consideraba el símbolo de la nobleza y de la potestad. En la literatura talmúdica y midráshica los
               arcángeles Miguel y Gabriel, que representan los dos aspectos de la divinidad (misericordia y rigor),
               son, por ejemplo en Šīr ha šīrīm  abbah, respectivamente los arcontes de la nieve (color blanco) y del
               fuego (color rojo).   . G. Scholem, «Farben und ihre Symbolik in der jüdischen Überlieferung und
               Mystik», Eranos  ahrbuch 41, Zúrich: Rhein-Verlag, 1972, p. 15.
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