Page 196 - AZUFRE ROJO
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«Entraremos en tu tumba con este aspecto». La visión roja del ángel: rūzbihān baqlī, rilke, paradžanov  195





               del deseo. Baqlī dice a Dios: «Si los llantos de la contrición son la bebida de los ángeles ¿qué
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               son los llantos del deseo? – Es el vino que Yo bebo (ha ā šarābī), le responde Dios» . Dios
               compone las estrías de la aurora eterna con la sangre de los  bdāl; después él compone Su
               misericordia («con mi sangre» dice de pronto Baqlī) en una visión124 en la que reconoce su
               propia sangre así extendida, lo que le hace estar primero todo contento, luego muy temeroso,
               como de algún presagio de desastre; Baqlī observa entonces su sangre que Dios extiende en el
               Mercado del Misterio (sūq al ġa b), y, apenas dice un ta  i , Dios le muestra su sangre que se
               ha convertido en el Vino de Su Copa. Con anterioridad a Corbin, Louis Massignon observó
               que: «El tema fundamental del “kashf al-asrār” de Baqlī es el color púrpura de la sangre y de
               las rosas (aunque la sangre sea canónicamente impura), simbolizando el vino de los elegidos,
               en el Paraíso. Él pregunta a Dios: “si los llantos de la contrición son la bebida de los ángeles,
               ¿para quién son los llantos del deseo?” “Es mi bebida, responde Dios”. En otro sueño, Baqlī
               ve a Dios componer las estrías de la aurora eterna con la sangre de los santos “apotropaicos”,
               luego “Él compone su misericordia”. Entonces Baqlī observa “¿pero es con mi sangre?”: lo
               que primero le llena de alegría y luego de temor, ¿no será un mal presagio? Dios continúa
               vertiendo esta sangre en la encrucijada de lo invisible; Baqlī, inquieto, reza, después com-
               prende que esta sangre es la bebida divina vertida en la copa del paraíso, y, embriagado de
               alegría, danza con Dios, tal como hacen los negros Zanj.» 125

               El propio Ḥallāǧ se calif ca a sí mismo como «Rosa roja», en éxtasis, en el patíbulo. Según
               este mismo  adī  publicado por Abū Bakr al-Wāsiṭī. Por ello Md. b. ‘Uṯmān Čélébī Lāmi‘ī
               comienza su gran qa īda sobre la Rosa comparándola, cuando ésta se inclina, con Manṣūr en
               la horca126. Ya Farīd al-Dīn ‘Aṭṭār, en su célebre epopeya mística titulada  an iq al  a r (El
               lenguaje de los pájaros), indica que Ḥallāǧ, mutilado, frota su rostro con la sangre de sus manos
               cortadas, pues su semblante no ha de mostrarse pálido por el miedo, y «el color [de la] rosa
               roja (g lgūn ) es el de la sangre de los héroes»:


                           «En el momento en que iban a empalar a Ḥallāǧ, él sólo pronunciaba
                           estas palabras: “Yo soy Dios”. Como no apreciaron estas palabras, le
                           cortaron las manos y los pies. Palidecía a medida que la sangre salía
                           en abundancia de su cuerpo. ¿Cómo, en efecto, en esta situación,
                           podría alguien permanecer coloreado? Entonces este hombre, cuya
                           conducta era tan bella como el sol, se apresuró a frotar sus manos

               123  a    al asrār, ms., 665/1266, 16b.
               124  b., 18a-b.
               125 L. Massignon, «Thèmes archétypiques en onirocritique musulmane», en  pera minora, o.c., t. II,
               p. 555.
               126   . Ḥusayn ibn Manṣūr Ḥallāǧ,     n, trad. y pres. de L. Massignon, París: Cahiers du Sud,
               1955, p. XLI.
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