Page 204 - Egipto TOMO 2
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EL EG-IPTO SUPERIOR            205
             preferimos, cual si fuera uno de nuestros compañeros de viaje, enseñarle los monumentos
             en  los lugares mismos en que se encuentran, y mostrarle  la manera como  el reino de
                                              feliz, transcurrida en un aislamiento,
             los faraones, después de una juventud tranquila y
             durante  el cual bastóse á  sí mismo, y ocupado en la educación de sus facultades íntimas,
             según nos revelan elocuentemente las pinturas de Memphis y de Beni-Hassan, después de
             algunos siglos de opresión, irguióse repentinamente cual resorte poderosísimo que se siente
             descargado del duro peso que le oprimía, y merced á una sacudida poderosa, alcanzó la
             fuerza indispensable para dejar sumidos en las sombras á los demás imperios del mundo.
             En Tanis hemos encontrado á los descendientes de aquellos extranjeros que conquistaron
             el Egipto; en Tébas tendremos ocasión de admirar la época brillante de la historia faraónica:
             al presente continuaremos nuestro viaje hácia Siut-Lykopolis, donde se encuentran vivos
             los recuerdos contemporáneos de los desgraciados príncipes, bajo  los cuales  el  valle del
             Nilo se vió invadido por los Hyksos. Como tenemos prisa para llegar, pasamos delante de
             importantísimos monumentos sin detenernos ni un solo instante, reservándonos hablar de
             los mismos cuando refiramos la historia de su fundador; siquiera tengamos que renunciar
             para ello al placer que experimentaríamos, realizando con nuestros compañeros una excursión
             á través del valle pintoresco que se abre á una hora de distancia de Beni-Hassan, en  el cual
             se encuentran las grutas consagradas á la diosa Pacht ó Sekhet. En este país es conocida
             con  el nombre de «Pacht la grande,  la dama de Seth en su templo de roca.» El lector
             ha trabado va relaciones con esta divinidad primitiva^ ha visitado en Bubastis,  el lugar
             en que se  le prestaba culto en  el bajo Egipto, y contemplado las estatuas con cabeza de
             gata ó de leona, que  la representan. Los griegos  le dieron  el nombre de Artemisa, de
             donde nació el nombre de Speos Artemidos , ó gruta de Artemisa para el santuario abierto
             en la montaña y para las cuevas á ella próximas, en las cuales fueron halladas en otro
             tiempo no pocas momias de gato. En la época en que Champollion  visitó estos lugares,
             existia un verdadero cementerio de perros y gatos.  Si adelantamos hácia  el Sur, encon-
             traremos esparcidos en uno de los más hermosos bosques de palmeras que puedan encon-
             trarse en todo  el Egipto,  los insignificantes restos de la ciudad de Antinoe, fundada por
             Adriano, sobre  el  sitio en que se levantara la antigua Besa, y en  el punto mismo que
             eligiera para  sacrificarse en su obsequio su  favorito  el hermoso Antinoo. Un oráculo
             había anunciado al César que estaba amenazado de experimentar una pérdida inmensa, y
             el  fiel bitinio, para que se realizara  la predicción, y á  fin de librar á su señor de una
             desgracia más intensa, se precipitó en el Nilo. Teniendo esto en cuenta, no se extrañará
             que el César le llorara amargamente: que le elevara á la categoría de héroe y que le mandara
             erigir numerosas estatuas hasta bajo la forma de conocidas divinidades. Más al Sur todavía,
             encontramos en El-Berslieh un sepulcro en  el cual se  halla representada la  traslación
             de un coloso: nos proponemos hablar de ello cuando nos ocupemos en las estatuas gigan-
             tescas de Tébas.  Junto  á  Tell  el Amarna, nos embarcamos de nuevo á bordo de  la
             dahabijeh, pero no sin haber visitado ántes los cimientos de edificios inmensos que el tiempo
                                                               ^ 2
                  EGIPTO, TOMO II.
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