Page 201 - Egipto TOMO 2
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EL EGIPTO SUPERIOR
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Meidom se encuentran tejidos variados, de colores y motivos encantadores, y esto nos da
pié para suponer que el arte, atribuido por Plinio á los egipcios, de sumergir en ciertos
líquidos estofas, lisas en apariencia, apareciendo cubiertas de adornos y dibujos cuando se las
sacaba de ellos, era ya conocido y practicado en las márgenes del Nilo desde esa época
remotísima. El exámen de los adornos coloridos de que dejamos hecha mención, nos
autoriza por lo ménos para sostener que desde los primeros tiempos de su civilización fueron
maestros en el arte de tejer, y confirma al par la opinión de Samper, relativa a que el
el alfarero, al trabajar las primeras materias de sus artes respectivas, sin más
tejedor y
elementos que los procedimientos técnicos, lograron obtener formas, dibujos y figuras cuya
aplicación más fecunda é importante debe verse en el arte de la ornamentación. Las cámaras
sepulcrales, desnudas y desprovistas de toda decoración arquitectónica, no tienen más adorno
en su techo y en sus paredes que los motivos que ofrecemos á la consideración del lector,
los cuales podian indudablemente ser aplicados en la fabricación de tejidos: no se necesita
más para convencernos hasta la evidencia de que al trasportarlas sobre el enlucido por medio
del lápiz ó del pincel, no se había tenido más mira que la de alcanzar el efecto de una sala
cubierta de tapices, semejante á las que se encontraban
en todos los palacios del antiguo Oriente. Como el arte
de tejer es indudablemente mucho más antiguo que el
de la arquitectura puede muy bien asegurarse que tales
,
ornamentaciones no han pasado desde los muros á las
estofas sino de éstas á aquellos. Añádase á lo dicho, que
las figuras corresponden regularmente, según todo parece
comparándose
indicarlo, á la disposición de los hilos, y
los dibujos primitivos de que estamos hablando, con los
motivos que ofrecen en sus artefactos nuestros industriales, se verá que los egipcios no
tendrían por qué sonrojarse de las obras que producian hace más de seis mil años.
Considérense también los adornos campaniformes esculpidos en las pilastras del templo de
Karnak y la pintura, mucho más antigua sin duda alguna, que hemos reproducido en
otro sitio, y podremos convencernos, por vista de ojos, de que la ornamentación inventada
por el tejedor y la empleada por el pintor, han sido motivo de inspiración para el escultor y el
arquitecto que la han trasladado á las pilastras. Antonio Springer ha llamado á los motivos
de ornamentación los verdaderos incunables del arte; y añade que éste no ha resultado de la
lucha por la existencia, sino de la satisfacion que se experimenta en el mero hecho de vivir.
Por lo que á nosotros toca, podemos asegurar que nunca, como durante nuestra visita á las
cámaras funerarias de Beni-Hassan, hemos comprendido la verdad que en tales palabras se
encierra. Todo, todo revela en dichas construcciones á los muertos consagradas, la bienaven-
turanza, el bienestar, la calma dulcísima que se gozaban en los tiempos en que fueron
labradas esas tumbas cuidadosamente coloridas, y cuya antigüedad se remonta á aquella
época en que la arquitectura creó uno de sus más importantes elementos: la columna