Page 354 - Egipto TOMO 2
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cámaras, quedaba amortiguada por las olorosas nubes que se desprendían de los incensarios
y pebeteros, y tan numerosas las libaciones de mosto y de vino, que debajo de ellas
desaparecían las losas que cubrían el pavimento. Por todas partes se veian guirnaldas de
flores en prodigiosa cantidad : en todas partes resonaban los gritos de júbilo, los cantos de
alegría, los sones de regocijadas músicas, en tanto duraban las ceremonias del culto tributado
á la amable divinidad.
Descendamos del techo con la procesión y demos con ella la vuelta al templo. Desde
luego llamará nuestra atención la industria de los tallistas que han tapizado de inscripciones
las paredes exteriores del mismo en toda su superficie. Las más importantes son, como se
puede comprender, las que se refieren á la historia de su construcción: las que más interesan
á los profanos son las relativas á la célebre Cleopatra y á
Cesarion, el hijo que tuvo de César. Damos á nuestros
lectores el retrato de esta mujer ilustre tal cual lo ha
modelado el escultor egipcio; según se halla representado
en una moneda griega de plata, en la cual se ve su busto;
y conforme á un dibujo de Makart que representa la
muerte de esta princesa.
En Denderah , del mismo modo que en la mayor parte
de los templos Tolomáicos, llaman especialmente la aten-
ción en la parte exterior ciertos leones, cuya porción
anterior sobresale de la vertical de la pared , y que según
oficio de gárgolas. Es de presumir que
parece, hicieron
fueron empleados en el Bajo Egipto, en cuya región son
frecuentes los aguaceros, desde cuyo punto pasaron después
á los nomos meridionales y á Denderah , en cuya región
casi nunca llueve. Según ha observado Brugsch, fijándose
en las inscripciones que los rodean, guardan alguna rela-
ción con el león del zodíaco que determina el período de
las inundaciones.
El viajero poco instruido en la ciencia egipcia, podría presumir que sin un guia seguro,
es punto ménos que imposible dejarse de extraviar entre los centenares de miles de figuras,
y columnas de jeroglíficos que interior y exterior-mente cubren las paredes de este vasto
edificio; sin embargo, la tarea es ménos difícil de lo que á primera vista podría imaginarse,
puesto que en todos los templos egipcios se encuentran de un modo regular y constante, y en
los mismos puntos, las representaciones y los textos análogos. De la misma manera que el
arquitecto, al disponer las diferentes partes de que se componía un templo, obedecía á un
plan previamente establecido, el escultor encargado de la ornamentación debía sujetarse á las
reglas antiguas é inmutables. De manera que basta conocer perfectamente uno de esos
santuarios, para recorrer con la mayor facilidad todos los demás. Por este motivo y para