Page 350 - Egipto TOMO 2
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superior del techo (3 y 4). Cada uno de dichos aposentos tenia un destino especial, relacio-
nado con los dioses que en el templo se adoraban, pudiéndonos formar idea exacta, no sólo
del nombre con que se distinguía cada una de ellas, sino también de lo que en ellas respec-
capacidad exacta de
tivamente se guardaba, ceremonias que en las mismas tenían lugar y
las mismas en medidas egipcias, merced á las inscripciones que se hallan en sus paredes, y
que han quedado patentes gracias á los gastos hechos por Dumichen para limpiarlas de los
escombros que las llenaban. Los calendarios de que podemos disponer, y que ha conservado
intactos el transcurso del tiempo, nos revelan una por una las diferentes fiestas que se
celebraban en el templo de Hathor, así como las inscripciones nos ponen de manifiesto el
soberano reinante en la época en que se terminó ó llevó á efecto la construcción de cada una
de las puertas del santuario. Hasta los corredores más oscuros y las criptas de más difícil
acceso se hallan llenas de inscripciones y figuras en alto relieve, que nos demuestran que los
sacerdotes egipcios tributaron á los Tolomeos y á los Césares idénticos honores que los que
un tiempo prestaron á los Faraones. Si las esculturas de este templo y las de los santuarios
en esta época erigidos, no pueden compararse por su simplicidad, pureza y
nobleza de estilo, á las que han causado nuestra admiración en las tumbas
del antiguo imperio ó en las ruinas de Abydos, no cabe desconocer que
dioso por la inmensa multitud de signos desconocidos ó mejor dicho,
desusados, en épocas más antiguas. La superabundancia de nuevos jero-
glíficos, hace, sin embargo, más difícil la lectura de las inscripciones: esto
no obstante, obedecía á un pensamiento preconcebido, á un plan deter-
minado, cuyo fin, por parte de los sacerdotes, era que los profanos no
penetraran el verdadero sentido de tales documentos. Para conseguirlo se
valían de formas de escritura antiguas para expresar los conceptos que en
otro tiempo se consignaban de una manera clara y terminante en las paredes de los templos.
En cambio, en cuanto se ha conseguido vencer las gravísimas dificultades que ofrecía el
descifrar las inscripciones de la época de los Tolomeos, ha sido mayor y más importante el
caudal de conocimientos que se ha adquirido respecto de la religión y de la mitología
egipcias, del que habían proporcionado las inscripciones de los templos antiguos. Lo que
éstos callaban, reitérenlo los otros en términos explícitos, siquiera por medio de una
enrevesada.
ortografía mtencionalmente confusa y
¡Qué de encantos experimentaban recorriendo una en pos de otra las diferentes cámaras
cuantos por medio de las inscripciones deseaban saber lo que hace numerosos siglos
realizábase en cada una de las mismas; los que buscaban en el prosecos (2), detrás de la sala
de la aparición, el lugar en que se hallaba instalada la mesa de las ofrendas, sobre la cual se
depositaban las que hacian los fieles; que sabían que á la siguiente se le daba el nombre de
cámara central (1), y al santuario la cámara cerrada, misteriosa, de la barca Tes-nefu (I), en
la cual la estatua de Hathor era sacada, en hombros de los sacerdotes; al saber, finalmente,